Alistair Scrutton. Reuters
Lima. Los peruanos podrían tener un mal despertar si esperan que los comicios presidenciales del domingo traerán estabilidad después de un duro año marcado por la caída del expresidente Alberto Fujimori.
Gane quien gane, analistas políticos dijeron que en el escenario post electoral el nuevo presidente liderará un país agobiado por una aguda falta de recursos, tratando de cumplir las promesas de empleos en una economía estancada, en medio de protestas sociales y con un Congreso dividido.
Esto podría ser otro golpe para Perú, cuya frágil democracia espera que de las elecciones surjan un líder y un Congreso con el apoyo y la legitimidad necesaria.
"La próxima elección se abre hacia el peligro de una inestabilidad democrática", escribió el analista político Mirko Lauer en el diario La República .
"Las marchas y los paros inevitablemente van a pasar al primer plano. Viene creciendo una protesta económica con más urgencia", agregó.
Ese escenario significaría también un mar de cambios para Perú, marcado entre 1990 y 2000 por la presidencia de línea dura de Fujimori, quien dominó un Congreso que se limitaba a estampar sus reformas de libre mercado y de austeridad.
Las encuestas muestran que, tras ajustarse los cinturones bajo las reformas de libre mercado de la década de 1990, las principales preocupaciones de los peruanos ahora son el empleo y los salarios. Y están listos para lanzarse a las calles.
Analistas políticos dijeron que los recientes bloqueos de caminos por parte de los algodoneros en el sur de Perú y una huelga regional en la zona selvática de San Martín son signos de las cosas que vendrán, gane quien gane los comicios.
"¿Cuán bueno va a ser (Alejandro Toledo) para desmovilizar protestas sociales protagonizadas por las mismas personas que hoy acuden a sus manifestaciones?", se preguntó Lauer, quien agregó que Lourdes Flores --cuyo candidato vicepresidencial es un líder sindical izquierdista-- podría tener similares problemas.
"Hay mucha expectativa. Pero muchas personas se van a desilusionar porque no se van a cumplir las promesas", opinó el analista político Alvaro Rojas.
Las encuestas indican que cualquier nuevo líder enfrentará un Congreso dividido.
"Creo que el nuevo presidente tendrá como dos meses de luna de miel, después todo el mundo preguntará qué el gobierno no ha cumplido sus promesas. No soy optimista", dijo Pablo Secada, jefe de analistas de Santander Investment.