EscucharNayaf, Iraq. AP. El ejército estadounidense entregó ayer su base en Nayaf, dejando a los iraquíes en control de la ciudad santa chiita como primer paso en la transferencia de la seguridad en todo el país para que las fuerzas extranjeras puedan volver a sus países algún día.
El comandante de la base, teniente coronel James Oliver, entregó las llaves ceremoniales de la instalación al comandante Saadi Salí al-Maliky. Desfilaron unos 1.500 soldados iraquíes de la 8va. División, 1ra. Brigada y 2do. Batallón.
Antes de la ceremonia, los soldados iraquíes, todos chiitas, corearon "viva Sistani", en alusión al gran ayatolá Ali al-Sistani, y "Sadam es un cobarde".
Las fuerzas estadounidenses se han trasladado a una base más alejada de la ciudad y estarán disponibles para intervenir en caso de una crisis de seguridad.
La coalición comandada por Estados Unidos piensa entregar el control de otras ciudades a los iraquíes y reducir gradualmente su presencia en cuestiones de seguridad. Si todo sucede de acuerdo con lo planificado, Estados Unidos y sus socios internacionales iniciarían el retiro de sus fuerzas el año próximo y se concentrarían en las zonas sunitas del norte, donde la insurgencia es más fuerte.
"Este es un día muy importante para la provincia de Nayaf", dijo el general de brigada Augustus L. Collins, comandante del Equipo de Combate de la Brigada 155. "Me complace decir que el ejército iraquí en Nayaf puede controlar la zona. Aunque transferimos la autoridad en esta base de operaciones del frente, seguiremos aquí para ayudar al pueblo de Nayaf".
Oliver dijo que la transferencia era una señal visible de que el pueblo de Nayaf ha rechazado la violencia y confía en su gobierno elegido.
"Esto es apenas el comienzo para Nayaf", añadió. "El ejército iraquí está operando con éxito en toda la región. Es plenamente independiente y capaz de responder a todas las necesidades de seguridad. Seguimos presentes solo como asesores".
Nayaf fue escenario de combates el año pasado entre el ejército norteamericano y la milicia del clérigo chiita Muqtada al-Sadr.
