Kigali. AFP. Ruanda empezó ayer la conmemoración del 20.º aniversario del genocidio , marcada por las tensiones con Francia y la decisión de excluir a su embajador de las ceremonias, una medida que podría eclipsar el recuerdo de las 800.000 víctimas mortales que pertenecían a la minoría tutsi.
Inicialmente, París anuló su participación, después de que el presidente ruandés, Paul Kagame, acusó de nuevo a Francia y a Bélgica de haber tenido un “papel directo en la preparación del genocidio” y de haber “participado en su ejecución”.
En 1994 Francia era aliado del régimen extremista que desencadenó el genocidio y su papel aún es centro de controversias.
Finalmente, el Gobierno francés anunció que el país estaría representado en las conmemoraciones por su embajador en Kigali, Michel Flesh. Sin embargo, el diplomático anunció ayer que las autoridades ruandesas le habían retirado la acreditación.
“Es imposible para nuestros dos países que puedan avanzar sin tener en cuenta la verdad histórica del genocidio”, dijo la ministra ruandesa de Relaciones Exteriores, Louise Mushikiwabo.
Para comenzar la jornada, el presidente Paul Kagame encendió con una antorcha que ha recorrido Ruanda durante tres meses, una llama de duelo que arderá durante 100 días en el monumento de Gisozi, en Kigali.
Luego, Kagame decretó en el estadio Amahoro de Kigali 100 días de luto nacional para recordar el centenar días de masacres entre abril y julio de 1994. Lo hizo en presencia de los representantes de numerosos países y organizaciones, incluido Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas .
El genocidio en Ruanda sigue siendo una mancha negra en la historia de la ONU, que fue incapaz de impedir las matanzas, a pesar de los 2.500 cascos azules desplegados.
Mientras tanto, Bélgica, la antigua potencia colonial, rechazó las acusaciones de Kagame, pero mantuvo su participación en los actos.
“Vamos a conmemorar un genocidio; es decir, recordar la memoria de las víctimas, de sus familias”, destacó el ministro de Relaciones Exteriores, Didier Reynders.
Por su parte, Estados Unidos envió a su embajadora ante la ONU.
Tensión. Ruanda, que durante años se benefició en sus relaciones diplomáticas del sentimiento de culpabilidad de la comunidad internacional por no haber actuado durante las masacres, ha sido muy criticada, incluso por parte de sus aliados, como Estados Unidos.
Las autoridades del país están acusadas de desestabilizar el este de la República Democrática del Congo y de estar involucradas en los asesinatos o intentos de asesinatos de disidentes ruandeses refugiados en Sudáfrica.
También se critica la falta de una verdadera democracia.
Las nuevas tensiones entre Ruanda y Francia detienen el proceso de normalización de las relaciones bilaterales que, a pesar de una reconciliación oficial en el 2010, siguen muy agitadas.
En el 2004, durante el décimo aniversario del genocidio, la delegación francesa acortó su visita después de que Kagame criticó en su discurso a los franceses que “tienen el descaro de quedarse aquí sin pedir perdón”.