Pekín
La modernización de la flota de guerra de Filipinas o de Japón, los litigios sobre la soberanía de varias islas y las demostraciones navales chinas ilustran, según los analistas, la presión cada vez mayor del gobierno de Pekín para satisfacer sus ambiciones oceánicas.
El embajador de China en Tokio fue convocado este jueves por la cancillería japonesa tras la presencia prolongada de barcos gubernamentales chinos en aguas territoriales de un archipiélago en disputa bajo administración japonesa y reivindicado por Pekín.
Cuatro naves guardacostas chinas habían ingresado el miércoles en aguas territoriales de estas islas situadas en el mar de China Oriental reivindicadas por Pekín bajo el nombre de Diaoyu y conocidas en Japón como Senkaku. Los barcos seguían presentes en la zona este jueves, precisó la cancillería japonesa.
"La dirección del Partido Comunista Chino intenta marcar puntos políticos y estratégicos gracias a sus nuevas fuerzas militares", resume Rick Fisher, un experto de la esfera de influencia china en la región.
A finales de julio, el presidente Xi Jinping hizo un llamamiento a la movilización para que China se convierta en una gran potencia marítima. Pero esta voluntad cada vez más firme preocupa a algunos.
En los últimos días, la situación pareció incluso acelerarse, principalmente con la compra por parte de Manila de navíos de combate a Estados Unidos y Francia.
Tokio por su parte presentó el martes por primera vez al público su futuro porta-helicópteros, el mayor navío militar construido para la marina nipona desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Este pabellón, dado su imponente tamaño, podría ser utilizado un día como portaeronaves polivalente y servir de plataforma de lanzamiento a aviones de caza de aterrizaje vertical.
En cuanto a China, las autoridades anunciaron con orgullo a principios de agosto que cinco de sus navíos de guerra dieron una vuelta completa a Japón, pasando por los estrechos de La Perusa y de Miyako, en el norte y en el sur del archipiélago.
Pekín interpretó esta circunvalación inédita como la confirmación de que es capaz de "fragmentar" la "primera cadena de islas" y desbloquear el acceso al Pacífico.
"China quiere mostrar a sus países vecinos que tiene la intención de defender sus intereses más allá de sus territorios marítimos (...) y que no se detendrá frente a hechos tales como el último portaaviones japones", explica Jonathan Holslag, del Instituto de Estudios sobre China Contemporánea de Bruselas (BICCS).
Los observadores señalan que, en las disputas de soberanía que lo oponen a sus vecinos, Pekín ya no teme desafiar el "statu quo" que prevalecía, sobre todo en Mar de China Meridional.
Después de haber humillado a Manila el año pasado al tomar el control de Scarborough, un atolón ubicado a 200 km de Filipinas, China continúa ejerciendo presiones diarias en esta zona marítima.
La prensa china publicó hace poco imágenes de turistas chinos desembarcando en las islas Xisha (archipiélago de Paracelso), objeto de una importante rivalidad geopolítica con Vietnam.
Al mismo tiempo, han aparecido en algunos blogs especializados imágenes de una estructura construida en un astillero cerca de Shanghai.
Según expertos de la revista especializada británica Jane's, podría tratarse de un segmento de un nuevo portaaviones chino. De confirmarse, se trataría del primer buque insignia construido completamente por China.