Seúl EFE y AP En una inusual atmósfera de distensión, las dos Coreas celebraron ayer su primera reunión de alto nivel luego de siete años de enfrentamientos.
La cita, a puerta cerrada, tardó varias horas y sembró las esperanzas de un acercamiento duradero entre los dos países vecinos.
La delegación surcoreana partió hacia la aldea fronteriza de Panmunjom con la doble premisa de garantizar la celebración del próximo reencuentro de familias divididas por la Guerra de Corea, que se libró de 1950 a 1953, y convencer a su contraparte para regularizar ese tipo de eventos.
Las reuniones, programadas del 20 al 25 de febrero en el monte norcoreano Kumgangserán, serán las primeras en más de tres años.
Por su parte, Corea del Norte no adelantó detalles sobre sus propuestas para la histórica cita entre los dos países, que han manifestado su voluntad de abrir una etapa duradera de entendimiento.
El Ministerio de Exteriores de China, país clave en el conflicto coreano al ser aliado político del Norte e importante socio económico del Sur, hizo eco de la importancia de la cita al desear que ambos vecinos “redoblen sus esfuerzos” para mejorar sus relaciones y “relajar el ambiente” en la región.
El secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, se citó el lunes anterior en Sochi (Rusia) en un encuentro poco usual con el jefe de Estado de Corea del Norte, Kim Yong-nam, al que instó a facilitar la celebración del encuentro de familias divididas.
Sin embargo, sobre este aparente clima de reconciliación en la península coreana planea la sombra de los ejercicios militares Key Resolve y Foal Eagle, que Seúl y Washington realizan de forma anual para coordinarse frente a la amenaza norcoreana y que este año comenzarán el 24 de febrero.
En setiembre, Corea del Norte canceló las conversaciones previstas y amenazó recientemente con suspender las que tienen lugar debido a las próximas maniobras militares.