La caída de la Mir engrosará la lista de a tentados ecológicos cometidos contra el Pacífico, ya muy afectado por los ensayos nucleares, el paso de buques con material radiactivo y el efecto invernadero.
Como si fuera un castigo por disponer de algunos de los lugares más bellos del mundo, con una fauna y una flora exclusivas, el Pacífico vuelve a ser protagonista de los antojos de las grandes potencias.
La necesidad científica o defensiva y la seguridad de que estas acciones son inofensivas para el ser humano, salvo imponderables, ha servido de justificación para cometer agresiones medioambientales.
La última será la precipitación controlada, según los rusos, de las más de 1.500 piezas en las que se descompondrá la estación espacial Mir, algunas de hasta 70 kilos, sobre el Pacífico y prevista para mañana, viernes.
Biblias y hongos
La veterana Mir reingresará a la Tierra llevando consigo un ejemplar de la Biblia, otro del Corán y una variada diversidad de mutaciones cósmicas de hongos.
Cuando la venerable estación se incinere al reingresar en la atmósfera terrestre, 11 toneladas de equipo científico, una biblioteca de 100 libros, entre ellos sendos ejemplares de la Biblia y el Corán, y una foto del primer hombre en viajar al espacio, Yuri Gagarin, también serán incinerados.
Las temperaturas a bordo de la Mir llegarán hasta unos 1.500 grados centígrados durante la reentrada, lo cual debería ser lo bastante caliente como para destruir agresivas formas de hongos en la estación, algunas de las cuales datan de una antecesora de la Mir, la rusa Salyut-7.
El negocio
¿Teme que en su casa la estación Mir pueda golpearlo? La firma londinense Lloyd's, la mayor compañía de seguros del mundo, aprovechó la ocasión para asegurar el descenso en el Pacífico del ingenio humano.
Tres empresas rusas han firmado una póliza de seguros de $200 millones con Lloyd's y con otra compañía adelantándose al riesgo asociado a la Mir .