Tegucigalpa. AFP y ACAN-EFE. El derechista Juan Orlando Hernández asumió ayer la Presidencia de Honduras, con la promesa de “mano dura” para frenar el crimen organizado y la espiral de violencia que azota a este país centroamericano, uno de los más pobres de América.
“Cero tolerancia” a la delincuencia, advirtió en su primer discurso como mandatario, tras ser juramentado por el presidente del Congreso, Mauricio Oliva, en el Estadio Nacional.
Con la banda presidencial cruzada sobre un traje azul y camisa blanca, Hernández, abogado de 45 años, del Partido Nacional (PN, gobernante, de derecha), ofreció “hacer lo que tenga que hacer para recuperar la paz y la tranquilidad” de Honduras. “A los delincuentes se les acabó la fiesta”, sentenció el nuevo jefe de Estado, quien se comprometió a hacer descender el número de homicidios y las extorsiones a las que pandilleros someten a la población, con más policía civil y militar en las calles.
Hernández, quien sustituye a Porfirio Lobo, tomó posesión para un gobierno de cuatro años, en un acto al que asistió un pequeño grupo de dignatarios, entre ellos los presidentes Juan Manuel Santos (Colombia), Laura Chinchilla (Costa Rica), Ricardo Martinelli (Panamá), Ma Ying-jeou (Taiwán) y Atifete Jahjaga (Kósovo).
A la ceremonia, resguardada por varios anillos de seguridad en un operativo que incluyó a 6.000 policías y militares, acudió el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.
Lobo dejó el poder tras haber logrado cierta estabilidad política luego de la crisis del golpe de Estado del 28 de junio del 2009 contra el presidente Manuel Zelaya –de izquierda–, que colocó a Honduras en aislamiento internacional.
Hernández asumió un país que aún sufre las secuelas de ese cuartelazo, con una sociedad dividida e instituciones frágiles, golpeado, además, por una violencia incontrolable del narco y las pandillas.
El nuevo presidente confía en detener la violencia con la Policía Militar , un cuerpo que llegará a 5.000 efectivos y que es cuestionado por activistas de derechos humanos. Honduras tiene la tasa de asesinatos más alta del mundo, 83 por cada 100.000 habitantes.
Hernández llamó a Estados Unidos a admitir “la responsabilidad común, compartida pero diferenciada” en el problema, y abogó por mayor cooperación entre el Istmo, Colombia y México en la lucha contra el crimen organizado.
Por Honduras pasa al menos 80% de la cocaína que llega a México desde Suramérica con destino a Estados Unidos, según informes de este último país.
Hernández también hereda una grave crisis económica, con un nivel de pobreza que afecta al 70% de sus 8,5 millones de habitantes, y un desempleo y subempleo de más del 40%. El mandatario reiteró su promesa de ayudar a las 800.000 familias más pobres, de apoyar a pequeños productores y crear empleo.
Pero gobernará sin mayoría en el Congreso de 128 escaños , aunque se prevén alianzas entre el PN y el Partido Liberal, que han gobernado por más de 100 años.