San Salvador
Un total de 299 líderes de pandillas fueron trasladados este martes desde varios penales del país a un centro de máxima seguridad en Quezaltepeque, 20 km al noroeste de San Salvador, con el fin de cortarles comunicación con sus agrupaciones en el exterior, informó una fuente oficial.
"El traslado de 299 privados de libertad al penal de Quezaltepeque es una de las primeras medidas adoptadas y con ello logramos el desmontaje de estructuras delictivas que ordenaban ilícitos desde los penales", aseguró el ministro de Justicia y Seguridad, Mauricio Ramírez.
Según el ministro, en la prisión de Quezaltepeque (noroeste) los cabecillas de pandillas "estarán sometidos a un régimen de más seguridad y control para garantizar su aislamiento".
Añadió que se ha identificado que los pandilleros trasladados son responsables de dirigir y coordinar actividades ilícitas que son perpetradas por sus compañeros que se encuentran en libertad y que van desde extorsión hasta asesinatos.
Los líderes llevados a Quezaltepeque fueron sacados de cinco penitenciarías y pertenecen a las peligrosas pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18.
Las autoridades penitenciarias también declararon bajo estado de emergencia los centros penales de Izalco (oeste), San Francisco Gotera, Ciudad Barrios y Cojutepeque (en el este), Chalatenango (norte), Zacatecoluca (sureste) y Quezaltepeque.
En virtud del estado de emergencia, que se mantendrá por 15 días, se suspendieron las visitas familiares y los reos permanecerán en encierro las 24 horas del día, señaló Ramírez.
Los recluidos en esas prisiones son exclusivamente pandilleros, salvo en Zacatecoluca, que resguarda a detenidos comunes de alta peligrosidad.
Tanto los traslados como el estado de emergencia en las cárceles forman parte de las acciones extraordinarias que el gobierno realiza para atacar la violencia criminal que azota al país y cuyas principales protagonistas son las pandillas.
El Salvador registra un promedio de 22 asesinatos por día. Las autoridades atribuyen la mayoría de esas muertes a las pandillas, que cuentan con unos 70.000 miembros, de los cuales 13.000 están encarcelados.