Menos bebés murieron durante el primer año de vida, las escuelas primarias recibieron a más estudiantes y la esperanza de vida aumentó. Sin embargo, en la última década, Centroamérica apenas pudo disminuir la pobreza, un lastre que golpea a casi la mitad de su población.
Entre el 2000 y el 2010, las personas cuyo ingreso les impedía cubrir sus necesidades básicas, pasaron de 49,5% a 47,6%, según cifras oficiales recogidas en Estadísticas de Centroamérica (2013), presentadas esta semana en Costa Rica por el Estado de la Región.
En Honduras, el caso más serio, seis de cada diez personas viven en la pobreza, a pesar de que, junto con Panamá, fue el país que logró la mayor reducción. Los canaleros consiguieron los mayores avances, al lograr una baja del 34% al 25%.
Por su parte, Belice fue el país en que la incidencia de la pobreza aumentó más, al pasar de 34% en el 2002 a 41,3% en el 2009.
En cuanto a cantidad de personas, dado el crecimiento de la población, Centroamérica tuvo en el 2011 cerca de tres millones más de pobres que en el 2000, ya que pasó de 17,8 millones a 20,8 millones.
Asimismo, en el Istmo el desempleo ronda entre 4% y 7%, excepto en Belice, donde alcanza un 15%.
Que los niveles de pobreza superen entre 8% y 10% los niveles promedio de desempleo, evidencia los bajos salarios en la zona.
Balance. ¿Una década perdida? Para Jorge Vargas Cullell, director del Programa Estado de la Nación, no cabría calificar el periodo entre el 2000 y el 2011 de tal manera.
El politólogo destaca que en el Istmo venía dándose una lenta reducción en la pobreza hasta el 2009, cuando el golpe de la crisis internacional estancó el avance. También resalta el progreso en mortalidad infantil, la esperanza de vida y la tasa de escolaridad.
Sobre esta última, empero, aclara que es un paso “necesario pero insuficiente”. En Centroamérica, nueve de cada 10 niños en edad de asistir a la escuela están matriculados, pero la cobertura es de menos del 60% en secundaria.
El temprano abandono del sistema educativo promueve que la pobreza ataque con especial dureza a la población joven. “En el caso de Costa Rica, por ejemplo, 23% de la población es pobre, pero alrededor del 40% de niños y adolescentes viven en pobreza”, dice Cullell.
Desigualdad. El documento del Estado de la Región también da cuenta de una merma en los índices de desigualdad en cuatro países: El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá. Costa Rica no avanzó en esa área, y en Guatemala y Belice la situación más bien empeoró.
Para Carlos Sojo, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), la lectura de estos datos debe realizarse con cuidado. “No siempre una mejora de equidad conduce a desarrollo social, pues podría darse el caso de que se esté dando una distribución equitativa de la pobreza, más que de la riqueza”, advierte.
Según Sojo, la pobreza en la región está muy determinada por el dinamismo económico y la insuficiente inversión social. “El bajo crecimiento es incapaz de generar empleo y, por otro lado, son países con inversión social muy baja”, dice el analista, quien cita el ejemplo de Nicaragua donde se invierten $120 por persona, mientras en Costa Rica la cifra es de $1.200.
“La situación no es peor porque son países que reciben altos ingresos de inmigrantes”, agrega.
En efecto, la importancia de las remesas en la economía regional aumentó en la última década. “En promedio, las remesas pasaron de representar el 4,7% del PIB regional en el 2000 al 7,7% en el 2011”, de acuerdo con el informe.