Alepo, Siria
Alepo era este domingo escenario de violentos combates entre rebeldes y fuerzas del régimen de Damasco, cada vez más cerca de su objetivo de controlar totalmente la segunda ciudad de Siria, parcialmente en manos insurgentes desde 2012.
En su vigésimo día de gran ofensiva, el régimen lanzó una profusión de bombas y barriles con explosivos contra los barrios rebeldes. En tierra, su ejército avanzaba con el apoyo de combatientes extranjeros, en especial iraquíes y libaneses.
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), el gobierno tiene ahora bajo su control cerca del 60% del sector rebelde de Alepo.
"Hay violentos combates en el barrio de Karam al Myesar", al este de Alepo, así como en barrios vecinos que el régimen empezó a reconquistar el sábado, según el OSDH, que tiene una amplia red de información en Siria.
La batalla por Alepo sigue provocando masivas protestas internacionales por la muerte de cientos de civiles y el éxodo de otras decenas de miles. Por su parte, la ONU exhorta a que se autorice la entrada de convoyes humanitarios en Alepo este.
Tan impotente como la comunidad internacional para cambiar el rumbo de la guerra, la oposición política siria lanzó el domingo un nuevo llamado en este sentido.
El Alto Comité de Negociaciones (ACN) pidió "al Consejo de Seguridad y a la comunidad internacional que asuman sus responsabilidades y actúen de inmediato para que cesen los bombardeos y las matanzas (...) y garanticen la distribución de ayuda humanitaria sin condiciones", indica en un comunicado.
Al menos 311 civiles, incluidos 42 niños, han muerto en los barrios rebeldes en el este de Alepo desde el inicio de la ofensiva. Además, 50.000 de sus 250.000 habitantes han abandonado sus hogares en este sector.
En el oeste de la ciudad fallecieron unos 70 civiles, entre ellos 28 niños, por disparos rebeldes, según el OSDH.
Confiado en su avance, el ejército sirio pidió en la noche del sábado a "los residentes de los barrios noreste de Alepo que volvieran a sus casas ahora que el ejército restauró la seguridad".
Dividida desde 2012 entre un sector rebelde (este) y uno gubernamental (oeste), Alepo se ha convertido en el principal frente del conflicto sirio, que ha causado desde 2011 más de 300.000 muertos.
Rusia no participa en los actuales bombardeos de Alepo, pero su intervención militar de apoyo al régimen desde setiembre de 2015 ha contribuido a debilitar a los rebeldes.
El sábado, en Roma, el enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, hizo un llamamiento a "la influencia de Rusia o de Irán" para convencer al presidente Bashar al Asad de "abrir una verdadera negociación".
La victoria que se esboza en Alepo corre el riesgo de impulsar al régimen sirio al decir: "Hemos ganado la guerra y, por tanto, no necesitamos negociaciones", pero "espero que no (ocurrirá esto)", añadió De Mistura.
Los progresos del régimen en Alepo no son "una victoria para Asad o para (Vladimir) Putin", opinó este domingo en la BBC el ministro británico de Exteriores, Boris Johnson.
"¿Ganar? ¿Qué va a ganar?", se preguntó el ministro. "Es imposible imaginar que el pueblo sirio (...) vaya a reconciliarse con un régimen dirigido por Asad", aseguró.
Entretanto, el régimen de Damasco también ha retomado en las últimas semanas el control de varias localidades alrededor de la capital, Damasco, tras cerrar acuerdos con los rebeldes.
Por otro lado, al menos 14 civiles murieron el domingo en un bombardeo aéreo contra una localidad en la provincia siria de Idlib (noroeste), controlada por los rebeldes, según el OSDH.