Lausana, Suiza. AFP y EFE. Con el reloj avanzando hacia el plazo límite, que vence hoy, martes, los representantes de seis potencias e Irán seguían negociando durante la noche y, posiblemente en la madrugada, en un frenético esfuerzo por alcanzar un acuerdo político sobre el programa nuclear iraní.
Fuentes diplomáticas dijeron ayer en Lausana que las conversaciones se mantendrían entre expertos y que una primera reunión política está prevista para las primeras horas de la mañana del martes.
Una fuente diplomática de Estados Unidos, el principal rival e interlocutor de los iraníes, consideró el lunes que alcanzar el acuerdo nuclear era incierto y calificó las probabilidades 50/50.
Mientras tanto, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, pidió más movimiento de los iraníes para poder alcanzar ese trato.
Fuentes de la delegación iraní puntualizaron que en el último día de las negociaciones están previstas reuniones de índole político y técnico, con el objetivo de acercar las posiciones.
Ayer, los ministros de Relaciones Exteriores de Irán y del G5+1 (Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, China y Rusia) se sentaron en la misma mesa para acabar con los últimos obstáculos para un acuerdo político , que sea “factible”.
Todavía hay peros. Sin embargo, alcanzar esta meta seguía perfilándose escabrosa.
“Aún hay asuntos difíciles. Estamos trabajando muy duramente para resolverlos. Vamos a trabajar hasta tarde y obviamente, mañana (hoy)”, dijo Kerry a la cadena CNN en Lausana. Agregó: “Todo el mundo sabe lo que significa mañana (martes)” cuando la fecha límite para llegar a un acuerdo expira a medianoche.
La reunión, la primera en que se reunían los jefes de la diplomacia de las seis grandes potencias desde noviembre, duró un poco más de una hora.
A un día de que terminara el plazo para cerrar un acuerdo de principios, todavía quedaban varios escollos por resolver, avisaron diplomáticos occidentales.
“Ya es hora de tomar decisiones” para lograr un acuerdo, estimó la portavoz del Departamento de Estado norteamericana, Marie Harf, quien dijo que Washington no se precipitaría “para concluir un mal acuerdo”.
Al final del encuentro, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, anunció que abandonaba Lausana por unos compromisos previstos en Moscú y su portavoz dijo que regresaría hoy “si existe una posibilidad real de acuerdo”.
El objetivo de las negociaciones es alcanzar un acuerdo político sobre el programa nuclear iraní, que permitiría continuar negociando hasta el 30 de junio un convenio definitivo con todos los detalles técnicos.
Los diplomáticos pretenden forjar un trato por el cual Irán garantice sin la menor sombra de duda la naturaleza civil de su programa nuclear , a cambio de un levantamiento de las sanciones internacionales que asfixian su economía desde hace años.
“No tenemos ni idea de lo que pasará si no lo logramos. Deberemos darnos cuenta de dónde estamos precisamente y decidir qué ocurrirá a continuación”. Las opciones de llegar a un acuerdo son de un “50/50%”, añadió Harf.
Según explicó un diplomático occidental, las negociaciones estaban bloqueadas en tres puntos clave : la duración del acuerdo, el levantamiento de las sanciones de la Organización de las Naciones Unidas ( ONU) y el mecanismo de garantía y control.
“No puede haber acuerdo si no se encuentra una respuesta a esas cuestiones”, agregó la fuente, que pidió el anonimato, y enfatizó en que “llegado el momento, hay que decir sí o no”.
Incluso antes de que ningún acuerdo se haya cerrado, sus oponentes ya han comenzado a criticarlo, preocupados por si no será suficiente para impedir que Irán se haga con la bomba atómica.
Esto incluye a la oposición republicana del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien después de tildar el acuerdo de “peligroso” el domingo volvió a la carga el lunes: “El acuerdo que se perfila en Lausana envía el mensaje de que no solamente no se castiga la agresividad, sino que además se la recompensa”.
Agregó: “Los países moderados y responsables de la región, en particular Israel y otros Estados, serán los primeros en sufrir las consecuencias de ese acuerdo”.
Con todo, fuentes diplomáticas occidentales dijeron el domingo que en algunas áreas de este complicado rompecabezas se estaba cerca de alcanzar un acuerdo.
Entre estas, el número de centrifugadoras, que Irán habría aceptado reducir de las casi 20.000 actuales (la mitad de ellas activas) a 6.000.
Además, la planta subterránea de Fordo, cerca de la ciudad santa de Qom, podría seguir funcionando bajo condiciones muy estrictas.
En cambio, Irán desmintió categóricamente que hubiera aceptado exportar todo o parte del uranio débilmente enriquecido que tiene almacenado.