Múnich
Las autoridades alemanes advirtieron el domingo que están al límite de su capacidad para acoger a migrantes, mientras la Unión Europea (UE) se prepara para celebrar este lunes una reunión de urgencia sobre la crisis de migrantes.
Unos 13.015 migrantes llegaron este sábado a Múnich, y se esperaba que este domingo llegaran al menos 1.400 a esa ciudad del sureste de Alemania. La meta de su largo y peligroso periplo a través de Hungría y Austria.
Alemania se ha convertido en el destino de preferencia de muchos migrantes, particularmente sirios, después de que la canciller alemana Angela Merkel decidiera aliviar las reglas de asilo para los nacionales de ese país arrasado por la guerra.
Sin embargo, con alrededor de 450.000 personas llegadas al país este año, las autoridades locales están teniendo problemas para hacer frente al importante flujo.
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El ministro alemán de Interior, Thomas de Maizière, anunció este domingo el restablecimiento inmediato y de forma temporal de los controles en sus fronteras, comenzando por la austríaca, ante las oleadas de refugiados que llegan desde el país vecino.
En una rueda de prensa convocada en Berlín, De Maizière explicó que el objetivo de la medida, que consideró "urgente" por motivos de seguridad, es frenar los flujos de solicitantes de asilo y volver a contar con un procedimiento ordenado en la frontera.
De forma paralela, una portavoz de los empresa nacional de ferrocarriles Deutsche Bahn informó de la suspensión del tráfico ferroviario con Austria.
La decisión alemana supone dejar en suspenso los acuerdos europeos de Schengen que garantizan la libre circulación de personas, por lo que la entrada en el país sólo podría hacerse con la documentación reglamentaria.
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Es también una "señal a Europa" para que cada país asuma su responsabilidad y acepte redistribuir a los solicitantes de asilo en todo el territorio, dijo De Maizière la víspera de la reunión de los ministros de Interior de la Unión Europea (UE) en Bruselas.
"Debido a las cifras registradas ayer (sábado), está claro que hemos llegado al límite extremo de nuestras capacidades", dijo un portavoz de la policía de Múnich.
El ministro federal de Transporte, Alexander Dobrindt, también intervino en este sentido, afirmando que "son necesarias medidas efectivas ahora para frenar el flujo".
"Eso incluye la ayuda de los países donde llegan los refugiados y también un control efectivo de nuestras fronteras, que ya no funciona, dado el fracaso completo de la UE para proteger sus fronteras externas", declaró en un comunicado.
Dobrindt se refería principalmente a la frontera entre Turquía y Grecia, que muchos migrantes han cruzado.
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Por su parte, Merkel solicitó a Atenas el sábado que destine más esfuerzos a proteger las fronteras externas de la UE.
Los ministros de Interior de la Unión Europea mantendrán una reunión extraordinaria el lunes en Bruselas para tratar la crisis de los migrantes.
La Organización de Cooperación Islámica, cuyos miembros albergan a millones de refugiados sirios, también tenía programada una asamblea sobre este tema el domingo.
El presidente de la región de Alta Baviera, Christoph Hillenbrand declaró que no sabía "cómo hacer frente" a la situación, según el tabloide Bild am Sonntag, que titulaba el artículo bajo "Múnich al borde del colapso".
La televisión pública bávara BR afirmó que la ciudad estaba "muy cerca del desastre humanitario", pese a que las autoridades consiguieron limitar el número de personas que tuvieron que dormir en colchones en el suelo a solo unas docenas, aunque en un principio temían que acabaran siendo cientos.
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Además, se empezarán a utilizar trenes regulares de pasajeros para repartir a los migrantes de forma más rápida y el gobierno también se plantea emplear el Olympiahalle, el estadio olímpico de las Olimpiadas de Múnich de 1972, como refugio temporal para migrantes.
Con todo, la propuesta de la Comisión Europea de repartir a 160.000 de los nuevos llegados por un sistema de cuotas no cuenta con la aprobación de los miembros del Este.