Berlín. AFP. Alemania se comprometió el martes a recibir cada año a medio millón de migrantes para aliviar la crisis de los desplazados en Europa, en un momento en que una nueva ola de personas que buscan desesperadamente escapar de la guerra, llegaba a las islas griegas.
Para ilustrar la magnitud del desafío que enfrentan los Gobiernos, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió de que el “éxodo” podría durar años.
“La ola de migración no es un incidente aislado, sino el principio de un éxodo real, lo que significa que tendremos que tratar con este problema en los próximos años”, aseguró Tusk.
“Tenemos que concentrarnos en el combate contra el tráfico de seres humanos y los traficantes”, a quienes Tusk llamó “asesinos” porque “son directamente responsables de la muerte de miles de personas”.
Desde Ginebra, el Representante Especial para la Migración y el Desarrollo de la ONU, Peter Sutherland, pidió “una respuesta europea como parte de [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20150908_0007]]una respuesta global”[[END:INLINEREF]] y sugirió organizar una conferencia internacional sobre la cuestión.
El canciller austríaco también respaldó la idea de impulsar una conferencia internacional.
“Durante la crisis financiera del 2008 hicimos todo lo que pudimos para impedir el colapso de los bancos y del sistema financiero. Ahora debemos demostrar los mismos esfuerzos para que el derecho de asilo sea garantizado”, afirmó Werner Faymann.
Grupo sigue dividido. En el frente político, los países de la UE siguen divididos sobre cómo responder a la crisis.
Alemania, la principal economía del continente, se comprometió a recibir a 500.000 refugiados cada año, aunque la canciller, Ángela Merkel, no precisó durante cuánto tiempo.
También advirtió de que la propuesta del presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, para acoger a 120.000 migrantes en los países del bloque es solo “un primer paso” porque el número es muy variable.
Según el plan de Juncker, que será presentado el miércoles, Alemania tendría que acoger a 31.000 personas; Francia, a 24.000 y España, a casi 15.000.
En cambio, Hungría, miembro del grupo, aprobó un proyecto de ley para acelerar la construcción de un muro en la frontera con Serbia, para impedir la llegada de esa población.
Las escenas de caos en toda Europa han puesto de relieve las dificultades de los Gobiernos para controlar la llegada de miles de personas que huyen de la guerra y la miseria desde Oriente Medio y varios países de África.
En Grecia, el ministro de Migraciones admitió que la isla de Lesbos está “a punto de explotar” por la cantidad de migrantes.
Las autoridades decidieron ampliar sus instalaciones para atender a los 30.000 que, según Naciones Unidas, están repartidos en varias islas del mar Egeo, 20.000 de ellos solo en Lesbos.
El martes se vivieron momentos de tensión en esta isla, donde guardacostas y policías armados con porras intentaban controlar en el puerto a cerca de 2.500 personas que querían subir a un ferri con dirección a Atenas.
“Fueron tres días horribles. No hay habitaciones, ni hoteles, baños o camas, no hay nada”, expresó Husam Hamzat, un ingeniero sirio de 27 años procedente de Damasco que el martes consiguió, tras horas de espera, los papeles para salir de la isla.
“Llevo aquí ocho, nueve días, ni siquiera lo sé”, afirmó Aleddin, un estudiante de Ingeniería bloqueado en Lesbos y que intenta llegar a Alemania para reunirse con su hermano.
Frente a la desesperación de los migrantes, países de todo el mundo se han ofrecido para recibirlos, entre ellos tres de América Latina.