Ciudad del Vaticano. AFP. El estilo directo y claro del papa Francisco divide a los cardenales, entre ellos cinco purpurados conservadores, quienes se rebelaron públicamente por primera vez contra la idea del Pontífice de dar la comunión a los divorciados que se vuelven a casar.
La inédita rebelión está encabezada por el poderoso prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe , el cardenal alemán Ludwig Muller, y es un síntoma del malestar que la idea suscita dentro de la jerarquía de la Iglesia católica.
Las posiciones de Muller, nombrado por el emérito Benedicto XVI en el 2012 para dirigir el antiguo Santo Oficio y conocido por sus ideas conservadoras, aparecen en el recién publicado ensayo Permanecer en la verdad de Cristo .
El texto también lo firman el prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, Raymond Leo Burke; el presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, Walter Brandmüller; el arzobispo de Bolonia y teólogo Carlo Caffarra, y el presidente emérito de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede, Velasio De Paolis.
El hecho de que el libro sea lanzado pocas semanas antes de que empiece el sínodo extraordinario sobre la familia , convocado entre el 5 y el 18 de octubre, se considera una operación mediática para frenar la idea del Papa jesuita.
Asunto polémico. Muchos católicos de base consideran una injusticia que los divorciados que se vuelven a casar no puedan recibir la comunión.
Pero, para una parte de la jerarquía católica, es el precio que deben pagar al romper un sacramento que considera el matrimonio como indisoluble.
El líder de la Iglesia ha contribuido a reforzar las expectativas sobre el tema tras pedir la “misericordia” de Dios ante esos casos.
“Las posiciones se han polarizado. El debate y el enfrentamiento se hace a través de los medios de comunicación, como ocurría durante el Concilio Vaticano II”, escribió ayer el expertos en asuntos del Vaticano Andrea Tornielli.
El libro de los cinco cardenales es también una respuesta a la propuesta lanzada en febrero por el cardenal alemán Walter Kasper de permitir comulgar a los divorciados que se hayan vuelto a casar con la condición de que cumplan un período de penitencia, como ocurre en la Iglesia ortodoxa.
“Todo pecado puede ser absuelto. Así que no es imaginable que un ser humano pueda caer en un limbo del que Dios no lo pueda salvar”, explicó entonces a la prensa Kasper, entre los cardenales más apreciados por el papa Francisco.
Para el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, se trata de una “operación mediática” montada por la prensa italiana a pocas semanas del sínodo.
Desde que fue elegido en marzo del 2013, Francisco insta a la Iglesia a dejar de mirarse al ombligo y a involucrarse en la vida real de los hombres y mujeres.
Por ello, tan solo ocho meses después de su elección, Francisco lanzó una consulta mundial sobre la evolución de la familia moderna , a través de un cuestionario enviado a los obispos de todo el mundo en el que se abordaban temas tabúes como el matrimonio homosexual, las parejas de hecho, el divorcio y la natalidad.
Las numerosas respuestas fueron elaboradas por el Vaticano y el tema será abordado durante el sínodo que se celebrará en octubre.
En un artículo publicado por el diario La Stampa , el cardenal Angelo Scola, unos de los más influyentes de la Iglesia italiana, explicó las razones por las que se opone a que comulguen los divorciados que se vuelven a casar y propone que se facilite el procedimiento para la anulación de los matrimonios, que es demasiado lento, complicado y costoso.
Una opción, que no todos comparten dentro de la Iglesia, pero que podría ser una solución de compromiso entre las partes, según varios observadores del Vaticano.
Después del sínodo extraordinario del 2014 se celebrará en el 2015 un sínodo ordinario, durante el cual la Iglesia católica podría adoptar medidas concretas sobre el asunto, fruto de la mediación, un método muy jesuita de trabajo.