Madrid. Los jóvenes españoles se encuentran a la deriva, frustrados, indignados y sin ninguna esperanza en que el futuro del país mejore. El 85% trabajaría de lo que fuera y en cualquier condición. En los medios de comunicación se refieren a ellos como la generación perdida, pues soñaron con llevar una vida mejor y la recesión cercenó sus ilusiones.
El informe Crisis y contrato social. Los jóvenes en la sociedad del futuro , elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de España, se hace eco de esta desoladora situación. Para su ejecución fueron entrevistados 1.000 jóvenes de entre 18 y 24 años.
“Hace 15 años, la respuesta al contrato social era ‘Fórmate, que verás cómo, de acuerdo con tu clase social, vas a tener un trabajo y vas a ir progresando”, declaró el jueves, durante la presentación de la investigación, Eusebio Megías, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), organización que apoya al think tank que desarrolló el estudio.
Ese acuerdo que reforzó el Estado de Bienestar español, por el que un esfuerzo tenía su recompensa, se rompió con la crisis económica que estalló en el 2008. En la actualidad, los jóvenes no confían en las garantías sociales de su país y su único apoyo es la familia, según dijo Megías.
Desempleo. Para los jóvenes encuestados, este es el principal problema. El 71% considera imposible encontrar empleo en el plazo de un año. Entre los que lo poseen, la expectativa de mantenimiento es poco optimista y el 37% da por hecho que lo perderá.
Esta manera de pensar provoca que los jóvenes mermen sus expectativas. Como revela el informe: “Casi la mitad del colectivo no pone condición alguna respecto al lugar o tipo de trabajo; el 48% busca ‘cualquier tipo de empleo’, independientemente de la remuneración, cualificación o necesidad de desplazarse respecto a su lugar de residencia”.
España posee seis millones de parados, así que no resulta extraño encontrar ese pesimismo en su sociedad. “¿Cómo me van a contratar a mí si hay tantas personas sin trabajo?”, se preguntan a diario muchos jóvenes y adultos.
En 1984, el 56,2% de la población de entre 18 y 24 años trabajaba, mientras que en 2012 solo lo hacía un 20%, señala la investigación.
Emigrar o estudiar. A menos posibilidades de empleo, más disponibilidad. Es la fórmula más efectiva para los jóvenes españoles. El 80% de los encuestados asume que tendrá que depender de su familia, el 61,7% se irá al extranjero y el 79,2% estudiará más.
Estas cifras hace tiempo se están reflejando en la sociedad. Cada vez son más las personas que optan por emigrar en busca de un futuro mejor, algunas con resultados exitosos y otras, con menos suerte, se ven en la obligación de volver.
Nylva Hiruelas, periodista española de 25 años, tras terminar su carrera en Madrid decidió estudiar un máster. No encontró empleo y se marchó a Perú. “Las condiciones en las que me marché de mi país fueron precarias. No tuve la oportunidad de desarrollar mi carrera profesional y en los lugares en los que trabajé fue en calidad de practicante, que suele devenir en explotación”, explicó Hiruelas.
El único aspecto positivo de la crisis es que la formación se revalorizó. “La bonanza económica de unos años llevó a un abandono precoz de los estudios”, detalla el informe del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud.
El 70% de los jóvenes consultados afirmó su intención de seguir estudiando o volver a hacerlo en los casos de abandono.
Ese es el caso de Mirian Gómez, teleoperadora de 27 años. Comenzó a trabajar muy joven y, hace pocos meses, empezó a prepararse la prueba de acceso a la universidad: “Decidí retomar mis estudios como enriquecimiento personal, para una mejora en el ámbito laboral y, por supuesto, para desempeñar mi vocación”.
Brecha social. La crisis también agudizó la diferencia entre clases. Las más vulnerables viven intensamente el desempleo, como desveló la investigación del think tank , además de tener los niveles educativos más bajos.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dijo a finales de 2013: “El año 2014 será el inicio de la recuperación económica”. Un optimismo que no cala en la población. Entre los jóvenes reina la visión fatalista: “Menos de dos de cada diez esperan que sus problemas mejoren”, según el estudio.
El motor del país son los jóvenes y, a pesar del pesimismo, cada vez hay más iniciativas que miran hacia delante. Ejemplo de ello es el vídeo viral producido por los estudiantes de la Universidad de Valladolid . Con el spot Hazte aventurera, que parodia al anuncio televisivo de una conocida empresa de alimentación, se pretende lanzar un mensaje esperanzador: “que nadie nos quite nuestras ganas de luchar”.