Bruselas. EFE. La comuna (distrito) bruselense de Molenbeek, donde fueron detenidas varias personas presuntamente vinculadas a los atentados de París, no logra librase de la sombra de la sospecha desde que una serie de terroristas vivieron o se refugiaron en este barrio multirracial de la capital belga.
Molenbeek-Saint-Jean, una zona de clase obrera con comercios gestionados principalmente por inmigrantes, presenció el sábado de nuevo un despliegue policial al que sus residentes ya están acostumbrados pues lo vivieron en anteriores ocasiones, recuerdan sus vecinos y medios de comunicación belgas.
El autor de la matanza en el Museo Judío de Bruselas , Mehdi Nemmouche, en el 2014; los dos presuntos yihadistas abatidos por la Policía en enero en Verviers, el cabecilla de la célula terrorista desmantelada entonces Abdelhamid Abaaoud, o la hermana del presunto terrorista Ayoub el Khazzani, autor del ataque en agosto en un tren de alta velocidad Thalys con destino a París, todos han pasado por Molenbeek.
También Abdelkader Belliraj, líder de una red terrorista islamista desarticulada en Marruecos en el 2008, dejó su huella en ese distrito.
La alcaldesa de Molenbeek, Françoise Schepmans, recalca que “no todos” los terroristas vienen a este distrito.
Explica que en algunos barrios de la capital hay una densidad poblacional importante, compuesta en un 80 % por personas de origen magrebí.
Además, sostiene, llegan a barrios donde el terreno de la radicalización es más fértil y donde ha habido una ausencia de políticas de acogida y de integración durante años.
Schepmans declaró el domingo en la cadena de televisión RTL que se ha vivido “durante demasiado tiempo en la negación” con respecto a ese problema en una comuna donde entre el final de la inmigración a mediados de los años 70 del pasado siglo y principios del 2000, la población de origen magrebí se cuadruplicó con la reagrupación familiar.
También algunos vecinos defendieron que Molenbeek es un barrio seguro y tranquilo, y que los casos de yihadistas en el vecindario son hechos aislados que no representan la identidad de sus habitantes, según smanifestaron.
Reda Caib, conductor de tranvía y residente en Molenbeek, criticó la estigmatización de su barrio, y censuró la actitud policial en la zona, ya que, según dijo, solo por tener rasgos magrebíes la Policía le ha pedido identificarse varias veces.
“Molenbeek es un barrio de gente trabajadora, en el que conviven niños con esperanzas de futuro y padres que dejaron su país para tener una vida mejor”, afirmó este vecino, quien recuerda que en esta zona se criaron personas que han alcanzado éxito a nivel mundial, como el futbolista del Manchester City Vincent Kompany.
Para este musulmán nacido en Bélgica e hijo de marroquíes, la falta de oportunidades y el desempleo que afectan al colectivo de musulmanes pudieron ser desencadenantes del aislamiento y la posterior radicalización de los terroristas.
Hicham, quien vive en la calle donde el sábado la Policía belga desplegó el dispositivo antiterrorista, no conocía a ninguno de los detenidos y cree que estos se encontraban “de paso”.
Condenó unos actos terroristas que “no representan en ningún caso a la comunidad musulmana”, y puntualizó que el islam “es una religión de paz”.
Una trabajadora de una panadería de la zona, que prefirió no dar su nombre, definió también a Molenbeek como un barrio tranquilo, y descartó haberse sentido insegura en la zona.
Después del desmantelamiento en enero de una célula de presuntos yihadistas, el Gobierno federal belga introdujo 12 medidas de lucha contra el radicalismo y el terrorismo que incluía grupos de trabajo a nivel local para, entre otros objetivos, detectar a personas ya radicalizadas que podían viajar a Siria o cometer atentados.
La iniciativa fracasó en Molenbeek, admitieron el domingo tanto el primer ministro, Charles Michel, como el titular de Interior, Jan Jambon, y la comisaria general de la Policía federal, Catherine De Bolle, por lo que se elaborará un plan específico dirigido a esa comuna bruselense.