Londres. AFP. A tres días del referéndum del 18 de setiembre y con los sondeos revelando un codo a codo, el Reino Unido está empezando a plantearse qué ocurrirá si Escocia se independiza.
La independencia causaría sensación en todo el mundo e impulsaría de inmediato las demandas de dimisión del primer ministro británico, David Cameron.
Además, supondría el pistoletazo de salida para las negociaciones entre los gobiernos británico y escocés para la separación de dos economías y sistemas políticos interrelacionados.
Escocia sería el primer estado independiente creado en Europa desde la sangrienta desintegración de Yugoslavia, aunque sería más comparable a la partición, en 1993, de Checoslovaquia en dos países, la República Checa y Eslovaquia, de manera pacífica.
La fecha de las elecciones generales de Gran Bretaña –previstas para mayo de 2015– podría posponerse porque los diputados británicos que Escocia elige estarían menos de un año en el Parlamento.
El consenso entre los analistas es que los comicios no se aplazarían, pero que no se permitiría a los diputados escoceses recién elegidos votar sobre cualquier legislación relativa a Inglaterra y Gales.
Estos son los aspectos más importantes por negociar:
Petróleo y gas: Los tesoros de Escocia probablemente quedarían divididos geográficamente.
El 85% de las reservas conocidas de la zona están en lo que sería el territorio escocés y el sector podría constituir el 15% de la economía de la nueva Escocia.
¿Compartir la deuda, la moneda? Una cuestión económica clave será cómo repartir la deuda de Gran Bretaña, 1,8 billones de euros (2,3 billones de dólares). El gobierno escocés ha dicho que se podría dividir proporcionalmente según la población.
Una Constitución: El gobierno escocés también ha dicho que quiere una convención que reúna a las empresas, la sociedad civil y los sindicatos para tener una Constitución escrita, algo de lo que carece el Reino Unido.
Fronteras: El campo proindependencia pretende que la frontera siga siendo invisible, pero su idea de relajar la política de inmigración podría llevar al Reino Unido a implantar controles.