Esta maniobra inesperada hizo saltar las alarmas del Ejecutivo conservador español que insistió en un comunicado en “la necesidad de que el próximo Gobierno de España cuente con una amplia base parlamentaria” para “hacer frente al desafío independentista”.
“La decisión que yo tomo es dar un paso al lado y no presentarme como candidato de Juntos por el Sí a la reelección”, dijo Artur Mas en una solemne rueda de prensa en la sede del gobierno regional que dirigía desde finales de 2010.
Su “dolorosa” retirada in extremis pone fin al bloqueo de las negociaciones entre las dos formaciones independentistas, la coalición Juntos por el Sí (izquierda y derecha) y la CUP (izquierda radical), que obtuvieron una mayoría absoluta en la cámara regional en las elecciones del 27 de setiembre.
Justo un día antes de que terminara el plazo para evitar la convocatoria de nuevos comicios, ambas formaciones consiguieron cerrar un acuerdo que les permita tirar adelante su plan para proclamar, en 18 meses, la independencia de esta rica región de 7,5 millones de habitantes.
“Es una solución que como todas tiene costes, pero también muchos beneficios”, dijo Mas, cuya gestión había sido muy criticada por los sectores más izquierdistas del independentismo.
Este domingo, el parlamento regional celebrará un pleno de investidura donde los diputados escogerán como sucesor de Mas a un miembro de su mismo partido, Carles Puigdemont, alcalde de Girona, un feudo nacionalista 100 km al norte de Barcelona.
Periodista de profesión de 53 años y presidente de la Asociación de Municipios independentistas de la región, Puigdemont “tiene muy claro que Cataluña es una nación con derecho a decidir su futuro”, explicó Mas.