París
Loïc Frohn, de 19 años, está harto de que acusen a su generación de egoísta y de despolitizada cuando "¡nos comprometemos de otra manera!". En cualquier caso el desencanto con la política hace que muchos no acudan a las urnas.
Los estudios le dan la razón. Su generación desconfía de la política, pero se implica socialmente.
Loïc es uno de esos ciudadanos que actúan por convicción. Por "ganas de luchar por la igualdad, la diversidad y la solidaridad", declara este joven de energía desbordante que ha colaborado con un servicio cívico.
Se trata de un dispositivo que permite a los de entre 16 y 25 años participar en una actividad comunitaria entre seis y doce meses a cambio de 577 euros netos mensuales.
El año pasado, casi 100.000 jóvenes realizaron tareas de este tipo, una cifra que casi ha triplicado en dos años.
"Dicen que no somos comprometidos, quizá debido a los índices de participación en las elecciones. Pero en vez de ir a votar por gente que no representa forzosamente nuestros valores, representamos nosotros mismos nuestros valores a través de nuestras acciones", explica Loïc.
En Francia, la abstención afecta a dos segmentos: los de la tercera edad y los jóvenes. En las últimas presidenciales del 2012, casi uno de cada cinco inscritos menores de 25 años no votó (19%, con una tasa de abstención total de 13%).
En marzo, en el segmento de entre 18 y 25 años, uno de cada dos jóvenes no tenía previsto votar en las presidenciales del 23 de abril y el 7 de mayo.
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Gran desconfianza. "La desconfianza respecto al sistema político es apabullante", subraya la socióloga Anne Muxel, que ha participado en la investigación europea Generation What, según la cual "el 87% no confía en la política y el 99% cree que los políticos son más o menos corruptos".
Pero "esto no quiere decir que los jóvenes hayan dejado de creer en la acción política" o sean apáticos. "Hay una fuerte propensión a la democracia directa y a la protesta". Y, según ella, el "63% dice confiar en las organizaciones humanitarias".
Los estudios lo corroboran: la juventud francesa participa cada vez más en las asociaciones.
Los franceses son incluso, después de los islandeses, los más comprometidos con el voluntariado en Europa, según la investigación Eurofound 2012 sobre la calidad de vida.
En el 2016, el 35% dedicó tiempo al voluntariado, al menos de forma puntual, en comparación con el 26% de un año antes.
Para Anne Muxel, los atentados del 2015 "han suscitado claramente ganas de compromiso, una movilización quizá más moral, en cualquier caso una toma de conciencia, una cierta vuelta del civismo".
Un compromiso "nada nuevo", matiza. "Los jóvenes no han desertado de ningún modo el terreno de la acción colectiva", echándose a la calle, por ejemplo, para manifestarse a favor o en contra de reformas.
Junto al compromiso tradicional, "ir a votar, adherirse a un partido o a un sindicato", hay "hoy entre los jóvenes otras formas de compromiso", recalca Milena Lebreton-Chebouba, delegada general del foro francés de la juventud.
Estas opciones "alternativas son por ejemplo: crear su propia asociación, un proyecto de barrio, de economía social o solidaria... Hay un compromiso que se desarrolla en lo digital. ¡Eso también es interesarse por la vida pública!"
"Hay una tendencia a limitarse al voluntariado. Pero un joven que decide qué hace con su tiempo libre, fuera de cualquier estructura, filmar videos de divulgación, tener un blog sobre ciudadanía ¡también es comprometerse!", asiente Nicolas Bertrand, de 26 años, excooperante de una asociación de ayuda a la prensa escrita "juvenil".
Eso sin contar las firmas de peticiones, el boicoteo a marcas contrarias a sus valores... Tienen "conciencia", concluye Nicolas.