Estambul. AFP Cientos de miles de personas se congregaron este domingo en Estambul en una nueva manifestación prodemocracia en apoyo al presidente Recep Tayyip Erdogan tras el fallido intento de golpe de Estado de hace tres semanas.
Una marea humana roja, del color de la bandera turca, invadió el distrito de Yenikapi para condenar la intentona golpista del 15 de julio.
Los diarios progubernamentales anunciaron una participación de hasta casi tres millones de personas.
Erdogan, quien tomó la palabra al cierre de esta movilización “por la democracia y los mártires”, volvió a mencionar la posibilidad de restablecer la pena de muerte en Turquía.
“Si el pueblo quiere la pena de muerte, los partidos respetarán su voluntad”, dijo el jefe de Estado turco frente a sus simpatizantes, que clamaban a favor de esta medida.
“Aparentemente, no hay pena capital en Europa, pero sí la hay en Estados Unidos, en Japón, en China”, destacó el mandatario.
Difícil decisión. El restablecimiento de la pena de muerte en Turquía, que fue abolida en 2004, marcaría el fin de las negociaciones de adhesión de este país a la Unión Europea (UE).
Agravaría también las inquietudes en el extranjero sobre la deriva autoritaria del presidente Erdogan.
Esta movilización, organizada por el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), debía marcar oficialmente el fin de las manifestaciones diarias organizadas desde que una facción del ejército turco intentó tomar el poder. Pero Erdogan anunció una última manifestación para el miércoles.
Esta manifestación gigante permitió además a Erdogan mostrar que goza del apoyo de los grupos de oposición.
Los principales partidos de la oposición estuvieron presentes, salvo el partido prokurdo HDP, que fue excluido debido a sus presuntos vínculos con la guerrilla del PKK.
El gobierno responsabiliza a Fethullah Gülen, un predicador exiliado en Estados Unidos, del intento de golpe y exige su extradición. Pero el clérigo niega toda implicación.
Purga implacable. El golpe fallido desencadenó una purga implacable de los presuntos seguidores de Gülen, en el ejército, la justicia, la educación y la prensa, con más de 60.000 despidos y detenciones.
El líder del Partido de Acción Nacionalista (MHP, derecha), Devlet Bahceli, rindió un homenaje al pueblo turco y retomó la retórica del gobierno, aprobando implícitamente las purgas masivas contra los “gulenistas”.
“No hay otra opción que la de deshacerse de FETO (término que designa las redes de Gülen) en la sociedad, porque está escondido como un cáncer”, declaró.
“Vamos a vivir como hermanos y hermanas”, dijo por su parte el dirigente del principal partido de oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata), Kemal Kilicdaroglu, quien aplaudió este “importante día para la democracia turca”.
“Esta organización terrorista ha prosperado dentro del ejército y en todo el Estado”, aseguró, haciéndose eco del mensaje del gobierno.
Los habitantes de Estambul, bastión de Erdogan, mostraron también su apoyo al presidente.
“Estamos aquí por nuestro país, para protegerlo, no vamos a dejar a nuestro país en manos de bandidos”, dijo Ramazan, un manifestante de 65 años.
Otro manifestante, Huseyin Albayrak, fue más allá: “Estamos dispuestos a morir por nuestro presidente. Estamos aquí desde esta mañana y si nos pide que permanezcamos aquí hasta mañana, nos quedaremos”.
Más de 15.000 policías fueron desplegados en la gigantesca plaza de Yenikapi. Estambul ha sido blanco de varios atentados islamistas o prokurdos.
La manifestación, a la que asistieron las familias de los 239 “mártires” del golpe fallido, que dejó 273 muertos, contando a los insurgentes, fue retransmitida en pantallas gigantes para que fuera vista en todo el país.