Belgrado, Zagreb y otras procedencias. EFE y AFP. E l portazo de Hungría a los migrantes que cruzaban su territorio en ruta hacia los países ricos de Europa ha convertido a Croacia y Eslovenia en una ruta alternativa, por la que se espera continúe el éxodo de quienes huyen de la guerra y la pobreza en países de Asia y Oriente Medio.
Unas 1.000 personas entraron el miércoles en Croacia, según fuentes policiales, y se esperaba que esas cifras aumenten en los próximos días.
El ministro croata del Interior, Ranko Ostojic, estimó que unos 4.000 migrantes llegarán a Croacia en los próximos días para continuar hacia Eslovenia, entrar después en Austria por el sur y seguir camino, principalmente hacia Alemania.
“Croacia puede responder a una primera oleada de 1.500 personas por día”, dijo el funcionario. Si esa cifra aumenta, podrían ponerse en marcha dispositivos adicionales, indicó.
La apertura de nuevas rutas para alcanzar suelo austriaco y alemán se da como respuesta a la posición de mano dura adoptada por Hungría.
El cruce fronterizo de Röszke con Serbia se convirtió en teatro de fuertes enfrentamientos, el miércoles, entre migrantes y fuerzas policiales húngaras.
Estas usaron gases lacrimógenos y cañones de agua para repeler a quienes pujaban porque se les permitiera entrar en territorio de Hungría.
Los agentes antidisturbios se vieron desbordados por los migrantes, quienes consiguieron arrancar parte de la alambrada cerca de Röszke.
A través de Croacia. Ante el cierre de ese paso, esas personas han comenzado a dirigirse en autobuses y taxis hacia la frontera croata, que cruzan a pie por la localidad de Tovarnik.
Muchas llegan agotadas por el largo viaje y reciben atención por parte de la Cruz Roja.
Luego, los embarcan en buses hacia centros de alojamiento en las cercanías de Zagreb.
Una eventual amenaza para los refugiados que no usen los pasos fronterizos es la existencia aún entre Serbia y Croacia de campos minados de la guerra en la década de los 90.
Hrvoje Bebac, de la Oficina gubernamental para el Desminado, informó de que no se han enviado equipos extras de artificieros y que los campos de minas están bien asegurados y marcados con grandes rótulos.
“La gran mayoría de esas zonas están en bosques y esperamos que la gente no circule por los bosques, sino que prosigan por carreteras y sendas, que están todas limpias de minas”.
Los refugiados llegan a Croacia desde la frontera entre Serbia y Macedonia, por donde seguían afluyendo personas (el miércoles fueron 2.000) que han pasado antes por Grecia y Turquía, procedentes la mayoría de países donde hay conflicto, como Siria, Irak y Afganistán.
El Gobierno de Croacia se manifestó dispuesto a establecer corredores que permitan a estas personas cruzar rápida y organizadamente su territorio.
Empero, la idea fue rechazada por el Ministerio del Interior de Eslovenia, que recordó que tal medida supondría incumplir la normativa comunitaria.
“También Croacia es miembro de la UE (Unión Europea). Eslovenia mantendrá sus compromisos con el derecho comunitario. Esperamos lo mismo de Croacia” , declaró la titular de Interior, Vesna Györkös Znidar.
Por ello, Eslovenia establecerá controles en la frontera que comparte con Hungría.
De hecho, la Comisión Europea recordó a los dos países que dejar pasar a los migrantes sin registrarlos y tomarles las huellas contravendría la normativa europea que establece que el Estado miembro encargado de examinar una solicitud de asilo es aquel por el que primero entran a la UE los demandantes.
Por su parte, Austria ya comenzó a controlar las entradas en su territorio desde Eslovenia, por carretera y ferrocarril.
Las autoridades policiales de la región austríaca de Estiria, fronteriza con Eslovenia, cuentan con que en los próximos días se produzca por allí la llegada de hasta 10.000 refugiados diarios.
La Cruz Roja comenzó a alistar un dispositivo de atención.
El primer ministro austríaco, Werner Faymann, se reunirá este jueves con sus homólogos de Croacia, Zoran Milanovic, y Eslovenia, Miro Cerar, para analizar y coordinar la crisis.