Ciudad del Vaticano. AP y AFP. El Vaticano “sistemáticamente” adoptó políticas que permitieron a sacerdotes violar y acosar a miles de niños a lo largo de décadas, denunció ayer un panel de derechos humanos de la ONU, que llamó a la Santa Sede a abrir sus archivos de pederastas y de los obispos que ocultaron ese tipo de abusos.
El informe del Comité de los Derechos del Niño de la ONU urgió a la Santa Sede a “apartar de inmediato de sus funciones a todos los autores conocidos y sospechosos de abusos sexuales a niños, y denunciarlos a las autoridades competentes para que los investiguen y procesen”.
El texto se publicó tras una audiencia celebrada en enero en Ginebra, en la que miembros del comité, compuesto por 18 expertos en derechos humanos de todo el mundo, interrogaron a una delegación del Vaticano sobre su política de lucha contra la pederastia.
La Santa Sede reaccionó de inmediato y dijo que los hechos fueron “distorsionados”.
“El documento no ha sido actualizado, le falta una perspectiva correcta”, afirmó Silvano Tomasi, observador del Vaticano en la ONU, en declaraciones a Radio Vaticano.
El documento “parece haber sido preparado de antemano”, agregó, y acusó a los redactores del informe de no tomar en cuenta los avances hechos por la Iglesia.
Presión al Vaticano. El texto renueva la presión sobre el papa Francisco para avanzar a la hora de hacer frente a los abusos y cumplir las promesas de crear una comisión del Vaticano para estudiar los abusos sexuales y recomendar medidas para luchar contra ellos.
La presidenta del Comité, Kirsten Sandberg, destacó que el Vaticano había violado la Convención de Derechos del Niño de la ONU en lo que respecta a abusos sexuales.
“La respuesta es sí, hasta ahora han violado la Convención, porque no han hecho todo lo que deberían” para atajar el problema, afirmó.
“El comité está sumamente preocupado de que la Santa Sede no ha reconocido el alcance de los crímenes cometidos, no ha tomado las medidas necesarias para atender los casos de violaciones contra niños y proteger a los menores, y ha adoptado políticas y prácticas que llevaron a la continuación del abuso y la impunidad de quienes lo perpetraron”, puntualizó el informe.
Análisis y compromiso. En su primera reacción a tales cargos, el Vaticano prometió “examinar minuciosamente” las conclusiones del comité, que no tienen carácter obligatorio, y reiteró su compromiso “con la defensa y protección del derecho de los niños”.
Al mismo tiempo, el Vaticano rechazó como “un intento de injerencia” algunos puntos del informe de la ONU, relativos a las enseñanzas de la Iglesia católica sobre el aborto y la contracepción.
Para el Vaticano, texto recoge acusaciones injustas que no tienen en cuenta los esfuerzos hechos por la Iglesia desde que estallaron los escándalos, en la década de los noventa en Irlanda.
Monseñor Tomasi acusó a organizaciones no gubernamentales, “con intereses en el campo de la homosexualidad, el matrimonio gay y otros asuntos”, de haber presionado a favor de la devastadora condena de la ONU.
La jerarquía de la Santa Sede, en procura de hacer limpieza, ha retirado a varios sacerdotes condenados, así como a obispos acusados de encubrimiento, entre ellos varios de Irlanda, uno de los países más afectados.
Según la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el 2011 y 2012, bajo Benedicto XVI, unos 400 sacerdotes perdieron tal condición – pena más grave del derecho canónico– por abuso de menores.