Ciudad del Vaticano
El papa Francisco sustituyó al responsable de la doctrina de la Iglesia católica, el cardenal Gerhard Mueller, una de las figuras más poderosas del Vaticano, por el arzobispo español Luis Francisco Ladaria, anunció este sábado la Santa Sede.
El conservador cardenal alemán, de 69 años, que encabezó durante cinco años el poderoso departamento responsable de la doctrina de la Iglesia, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), se había enfrentado al Papa sobre reformas claves.
Fue uno de los cardenales que cuestionaron la intención de Francisco de adoptar una actitud más benevolente con la gente a la que la Iglesia consideraba tradicionalmente como "pecadores", incluidos los divorciados que se casaron en segundas nupcias y que quieren comulgar.
Mueller también estuvo envuelto en la controversia suscitada por la respuesta de la Iglesia a los abusos sexuales perpetrados por clérigos, después de que su departamento fuera acusado este año de obstruir los esfuerzos de Francisco para acabar con el encubrimiento de esas agresiones.
"En espacio de tres días, dos importantes cardenales del Vaticano quedaron fuera de sus cargos", recordó el periodista Christopher Lamb, después de que el responsable de finanzas del Vaticano, George Pell, fuera acusado de abusos sexuales esta semana.
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El Vaticano indicó que el mandato de cinco años de Mueller no será renovado y que lo sustituirá el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el arzobispo español Luis Francisco Ladaria Ferrer, de 73 años.
Ladaria fue nombrado miembro de la CDF por el papa emérito Benedicto XVI en 2008 y, el año pasado, Francisco lo puso al frente de una nueva comisión encargada de estudiar la posibilidad de tener a mujeres diáconas en la Iglesia.
Puede que el pontífice no apreciara la excesiva exposición mediática de Mueller y sus intervenciones... que casi siempre dieron la impresión de que se estaba distanciando del Papa", escribió el experto vaticanista Andrea Tornielli en el Vatican Insider.
El año pasado, la decisión de Francisco de abrir la puerta a la comunión para divorciados casados en segundas nupcias provocó el enfado de los miembros más conservadores del clero. Para ellos, el matrimonio es para toda la vida, así que divorciarse de una primera pareja y casarse con otra persona es similar al adulterio.
Cuatro cardenales acusaron entonces al Papa de sembrar la confusión y le pidieron que aclarara dudas sobre sus directrices sobre la familia publicadas en abril. El pontífice todavía no ha respondido.
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Mueller afirmó que los cardenales tenían derecho a cuestionar esas directrices y en febrero declaró que el matrimonio es un sacramento, y que ningún poder en el cielo o la Tierra, ni un ángel, ni el Papa tiene la facultad de cambiarlo.
Al cardenal alemán le faltan seis años para alcanzar la tradicional edad de jubilación, y el Vaticano no indicó cuál será su próximo cargo.
Su relevo llega al término de una semana turbulenta en el Vaticano, en la que el tesorero de la Santa Sede, George Pell, fue imputado el jueves por presuntos abusos sexuales cometidos hace años en Australia, su país de origen.