París
Benoît Hamon, crítico con el giro liberal del gobierno socialista, se impuso holgadamente este domingo como el candidato del partido gobernante para las elecciones presidenciales en Francia de abril, propinando un duro revés en las urnas al ex primer ministro Manuel Valls.
Hamon, 49 años, tendrá la laboriosa tarea de unir a un Partido Socialista (PS) fragmentado que, según todos los sondeos, tiene pocas posibilidades de permanecer en el poder tras el cuestionado quinquenio del presidente François Hollande, quien renunció a presentarse a la reelección.
"Estoy convencido de que frente a una derecha de privilegios, conservadora, y a una extrema derecha destructora, nuestro país necesita una izquierda que piense el mundo como es y no como fue, una izquierda capaz de encarnar un futuro deseable", declaró Hamon ante una multitud de simpatizantes que coreaba su nombre.
Representante del ala izquierda del partido, Hamon se alzó en la segunda vuelta de las primarias socialistas con 59% de los votos frente a 41% para Manuel Valls, de 51 años, según resultados parciales.
Este resultado representa un duro revés para Valls, un español de nacimiento, considerado como el heredero de Hollande, el presidente francés más impopular de las últimas décadas.
Panorama gris. Hamon tendrá tres meses para dar un impulso a su campaña cuando, según todos los sondeos, ningún candidato de izquierda superaría la primera vuelta de las presidenciales del 23 de abril.
La ultraderechista Marine Le Pen y el conservador François Fillon aparecen como favoritos para convertirse en mayo en el próximo presidente de Francia.
Sin embargo, en una campaña llena de sorpresas, los socialistas esperan contradecir a los sondeos.
La campaña de Fillon, el candidato que parecía tener más posibilidades de llegar al palacio del Elíseo según las encuestas, sufrió esta semana un golpe potencialmente devastador ante las sospechas de presunto empleo ficticio de su esposa, por el que habría cobrado medio millón de euros.
A este caso que está siendo investigado por la Fiscalía nacional financiera se suma una acusación de desvío de dinero de fondos públicos cuando era senador.
Benoît Hamon, exministro de Educación, rompió con Hollande en el 2014, descontento con la "deriva liberal" del ejecutivo socialista, antes de lanzarse a la carrera presidencial abogando por "un nuevo modelo de desarrollo".
Este socialista rebelde reivindica un programa "totalmente a la izquierda" con un fuerte contenido social y ecologista que conquistó sobre todo a los más jóvenes.
Para hacer frente a la "revolución digital" que ha traído consigo una "reducción del trabajo", este diputado aboga por una reducción de la jornada laboral a 32 horas por semana, una medida para recortar el desempleo que ronda el 10%.
Propone además implementar una renta básica universal que asignaría a todos los franceses mayores de 18 años un ingreso de 750 euros mensuales para luchar contra la precariedad.
Manuel Valls, quien reconoció rápidamente su derrota, fue censurado por los electores, decepcionados con la política del gobierno, que consideran contraria a los valores de la izquierda, sobre todo tras la adopción de leyes para liberalizar la economía y el mercado laboral.
Además de Le Pen y Fillon, Hamon deberá medirse en la primera vuelta de las presidenciales a dos disidentes socialistas: el exmininistro estrella de Hollande, Emmanuel Macron, un rostro nuevo en la política francesa que atrae a miles de personas a sus mitines, y el abanderado por la ultraizquierda Jean-Luc Mélenchon.
Ambos superarían al candidato socialista en los comicios presidenciales.
Solo una alianza entre ellos, un escenario que por ahora parece imposible, evitaría que la izquierda esté ausente de la segunda vuelta de las presidenciales, repitiendo el terremoto político del 2002, cuando el ultraderechista Jean-Marie Le Pen eliminó al candidato socialista en la primera ronda.
Los franceses elegirán un nuevo jefe de Estado para los próximos cinco años a dos vueltas el 23 de abril y el 7 de mayo.