París. AP. Francia libra junto a Estados Unidos y Rusia una guerra contra el extremismo islámico. Pero en los bolsillos de los franceses hay francos, no euros. Las fronteras son tan seguras que ya no hay temor de atentados terroristas perpetrados por inmigrantes que ingresaron al país ilegalmente .
Esa es la Francia con que sueña Marine Le Pen, candidata de extrema derecha que es una de las favoritas en las elecciones presidenciales: no a la globalización, no a la Unión Europea, no a las fronteras abiertas. Un país dueño de su destino.
Es una visión que luce cada vez más atractiva a un electorado que rechazaba el partido de Le Pen por considerarlo un reducto de racistas y antisemitas. Una serie de ataques extremistas mortales, un desempleo del 10% y una frustración generalizada con la clase política, no obstante, han hecho que su partido resulte mucho más aceptable, una posible alternativa al status quo .
Las primeras encuestas la ubican como una de las dos favoritas. El otro candidato fuerte es el ex primer ministro Francois Fillon, un conservador que despediría muchos empleados públicos y reduciría los beneficios médicos, algo que a Le Pen le parece intocable. El slogan de su campaña, después de todo, es “En nombre del pueblo”.
Le Pen cree que sus posibilidades de victoria se han visto alimentadas por la decisión de Gran Bretaña de salirse de la Unión Europea y por la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, factores estos que reflejan un mundo en estado de transición, en el que ganan peso el proteccionismo y el nacionalismo.
“La historia del mundo está dando vuelta esta página. Vamos a volver a un proteccionismo y a un patriotismo económico y cultural razonables ” , declaró el viernes pasado en un encuentro con la Asociación de Prensa Anglo-Estadounidense.
Igual que Trump, Le Pen, de 48 años, madre de tres hijos y abogada de profesión, intentaría mejorar las relaciones con Rusia, país que ella y otros dirigentes del Frente Nacional han visitado.
Contra migrantes. Para Le Pen y sus partidarios, la “inmigración masiva” , sobre todo de musulmanes del norte de África, está sustituyendo la civilización francesa y es la causa de muchos de los problemas que enfrenta el país. On est chez nous (Estamos en nuestra tierra) es uno de sus lemas.
Le Pen asegura que no tiene problemas con quienes profesan la fe islámica. Pero quiere expulsar del país a toda persona que exprese ideas políticas radicales al amparo de la religión antes de que instalen la sharia , o ley islámica, en Francia.
El partido de Le Pen ha dicho que prohibiría las indumentarias tradicionales musulmanas por considerar que conducen a la radicalización de la gente.
Le Pen heredó el liderazgo del Frente Nacional de su padre Jean-Marie Le Pen en el 2011.
Ella cree que muchos extranjeros llegan a Francia para recibir sus generosos beneficios sociales y plantea que un extranjero tendrá que pasar varios años en el país, trabajando, antes de poder recibir educación y atención médica gratis .
La candidata presidencial tiene un programa “que no se puede implementar si seguimos sujetos a los dictámenes europeos”, según ha comentado. Afirma que visualiza “un retorno triunfal del nacionalismo”.