Madrid. EFE. La campaña electoral española se embarra, a cuatro días de la cita electoral, en una agria polémica en torno a la crítica que el socialista Pedro Sánchez vertió sobre el presidente Mariano Rajoy, al que acusó de “no ser decente” por los casos de corrupción en el Partido Popular (PP).
Aunque el líder socialista formuló esta acusación al gobernante hace dos días en un debate cara a cara entre ambos líderes , el resto de partidos han entrado en la discusión, y la polémica está protagonizando el esprint final de la campaña.
El candidato socialista se defendió el miércoles de quienes lo acusan de trasladar la carrera a la Presidencia “al barro”.
“La gente que me conoce sabe que soy una persona educada, que dice las cosas con contundencia porque tengo fuertes convicciones (...). Una de mis convicciones es que Rajoy es hoy un problema para la democracia porque no ha asumido su responsabilidad y ha mentido a los españoles”, aseveró.
El líder socialista vertió esta acusación contra Rajoy al reprocharle su connivencia con un antiguo miembro de su partido, Luis Bárcenas, responsable de las cuentas de la agrupación e imputado por varios delitos fiscales, al que envió mensajes de ánimo cuando estaba preso, con contenidos como “Luis, sé fuerte”.
Sánchez dijo que el presidente, quien se presenta a la reelección, está “acorralado” por los casos de corrupción y que las acusaciones que le formuló las piensan “millones” de ciudadanos.
Rajoy, quien se defendió de Sánchez, llamándolo “ruin, mezquino, miserable y deleznable”, manifestó el miércoles que nadie le había dicho nunca nada semejante y no lo podía tolerar, porque su honorabilidad “es lo único” que tiene.
“Lo que vi el otro día no lo he visto jamás en mis más de treinta años en política. Nadie me había dicho lo que me dijo Sánchez y cualquier persona bien nacida se siente agredida en lo más profundo de su intimidad”, aseveró el jefe del Gobierno.
Críticas desde fuera. Aunque los representantes de los partidos emergentes, Ciudadanos (liberal centrista) y Podemos (izquierda) no estuvieron en el debate, se sumaron a la polémica y censuraron a ambos candidatos por el tono del cara a cara, que, a su juicio, evidencia la necesidad de una regeneración democrática y simboliza el fin de los “partidos viejos”.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, identificó a su “rival directo” como el PP, y aseguró que le ganarán “sin elevar el tono de voz, simplemente llamando las cosas por su nombre y diciendo las cosas como son”. Para el candidato, forjado en el movimiento de indignados de España, el cruce de insultos entre PP y PSOE (Partido Socialista Obrero Español) corresponde a “partidos viejos, de imágenes en blanco y negro”, que se echan en cara “fracasos mutuos y casos de corrupción”.
Albert Rivera, candidato de Ciudadanos, expresó que el país merece “otro estilo”, con menos “tono bronco” y más propuestas “y voluntad clara de avanzar en términos democráticos”.
Rivera, quien es el mejor valorado de acuerdo con las encuestas, manifestó estar “cansado” de la política del “juego sucio” y atribuyó el auge de su agrupación en los últimos meses a que “no ha entrado al juego de los que quieren bajar al barro”.
La campaña electoral se prolongará hasta el viernes por la noche, y el sábado los electores contarán con una jornada de reflexión en el que los partidos no podrán realizar actos de campaña –una figura regulada por la normativa electoral–, mientras que el domingo más de 36 millones de electores están llamados a las urnas.