París
El ganador de las elecciones presidenciales francesas del 7 de mayo, sea el centrista Emmanuel Macron o la ultraderechista Marine Le Pen, deberá luchar por reunir una mayoría parlamentaria en las legislativas de junio para poder gobernar y aplicar su programa.
Macron, el favorito en los sondeos, se comprometió el domingo por la noche a "construir una mayoría de gobierno y de nueva transformación", dado que su movimiento, En Marcha!, creado hace apenas un año, aún no tiene representantes en la Asamblea Nacional.
El candidato de 39 años, que encabezó la primera vuelta de los comicios el domingo, dijo estar convencido de que los franceses serán "coherentes". "Si votan para elegirme presidente (...) me darán una mayoría en la Asamblea" en las legislativas de los 11 y 18 de junio, expresó.
Jérôme Sainte-Marie, del instituto de sondeos Polling Vox, coincidió con él. "Sea cual sea el presidente elegido, los franceses confirman" en el Parlamento la elección de su presidente, afirmó. Según él, Macron tiene una ventaja: "Es compatible con una parte de la izquierda y una parte de la derecha".
Otros analistas, en cambio, no lo tienen tan claro. Macron "no tiene bastantes alianzas o acuerdos", consideróFrédéric Sawicki, profesor en la Universidad de la Sorbona.
Podría obtener una mayoría parlamentaria, pero será "difícil", dijo Bruno Jeanbart, del instituto Opinionway.
La derrota de las formaciones tradicionales, Los Republicanos (derecha) y el Partido Socialista (izquierda), ambos eliminados en la primera vuelta, no significa que sus diputados con mayor implantación local también vayan a perder en las elecciones legislativas.
Philippe Braud, especialista en sociología política, cree que la fractura entre la derecha y la izquierda volverá a quedar de manifiesto durante esos comicio. "Sobre todo en la derecha", aseguró, ya que la derrota de Los Republicanos tuvo más que ver con "el fracaso personal" de su candidato, François Fillon, implicado en un escándalo de empleos ficticios, que con el partido.
De hecho, el partido conservador está dispuesto a luchar para ganar en las legislativas e imponer una cohabitación al próximo presidente. "Tengo la sensación de que nuestras ideas siguen siendo mayoritarias", declaró el domingo el presidente de Los Republicanos en la Asamblea Nacional, Christian Jacob, quien llamó al centro y a la derecha a movilizarse.
De momento, solo 14 personas recibieron la investidura de ¡En Marcha! en las 577 circunscripciones de Francia. Pero Laurence Haïm, portavoz del movimiento, se muestra optimista ya que no faltan los candidatos para entrar en el nuevo partido.
"Lo más importante es que la mitad de los candidatos procedan de la sociedad civil. Hay una verdadera voluntad por parte de Emmanuel Macron de renovar completamente el paisaje político francés", declaró Haïm. Por ello, el exministro de Economía se ha negado a cerrar cualquier acuerdo con otros partidos, salvo con el de François Bayrou, su aliado centrista.
Los socialistas, incluido el presidente François Hollande, llamaron a votar por Macron en la segunda vuelta de las presidenciales, pero se espera una lucha en los comicios parlamentarios.
Si el centrista no renuncia a presentar a sus propios candidatos, "no habrá muchos diputados socialistas ni tampoco muchos de ¡En Marcha!, aseguró una fuente cercana al presidente Hollande. "Si presenta a 577 candidatos (...) acabará con apenas 40 o 50 diputados", indicó.
Tras la dolorosa derrota de su candidato Benoît Hamon (6,35% de los votos), resultado de meses de disputas internas, los socialistas temen otro revés en junio.
El ex primer ministro socialista Manuel Valls, quien dio su apoyo a Macron antes de la primera vuelta, consideró que el centrista tenía ahora la "gran responsabilidad" de reunir una mayoría parlamentaria.
El ultraderechista Frente Nacional (FN), al que los sondeos sitúan como perdedor en la segunda vuelta, espera unos buenos resultados en las legislativas, aprovechando la dinámica de las eleccioens presidenciales.
El sistema electoral francés, mayoritario a dos vueltas, siempre ha sido poco favorable para el FN, que apenas obtuvo dos diputados en el 2012.