Slaviansk. AFP. Los observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación Europea (OSCE) retenidos hace cerca de una semana por rebeldes separatistas de Slaviansk fueron liberados ayer, esta ciudad, en plena operación militar del Ejército ucraniano, escenario de una rebelión prorrusa.
Esta liberación, cuyas circunstancias exactas se ignoran aún, se produjo un día después de que el país sufrió los más graves disturbios desde la caída del presidente Víktor Yanukóvich en febrero.
La OSCE confirmó la liberación de siete militares europeos.
Vladimir Lukin, un enviado del presidente ruso, Vladimir Putin, anunció previamente la libertad del equipo, integrado por siete extranjeros y cuatro ucranianos.
“Estamos felices de haber salido, y estamos bien. Vamos a dejar Slaviansk con el enviado especial ruso (...) y volver al país, a Alemania, lo más rápido posible”, declaró uno de los observadores liberados al diario alemán Bild , el coronel Axel Schneider.
Ataques. Mientras, Ucrania indicó ayer que continuaba su ofensiva “antiterrorista” en el este del país, donde intenta recuperar la estabilidad de Slaviansk y Kramatorsk, dos ciudades controladas por rebeldes separatistas prorrusos.
“La fase activa de la operación continúa. No pararemos”, manifestó el ministro del Interior ucraniano, Arsen Avakov.
“Esta noche, las fuerzas que participan en la operación antiterrorista en Kramatorsk tomaron el control de la torre de televisión, que hasta ahora estaba en manos de los terroristas”, añadió el funcionario del gobierno interino.
Kramatorsk está a unos 17 kilómetros al sur de Slaviansk, donde el Ejército lanzó una gran ofensiva el viernes en la que murieron al menos nueve personas, entre ellas dos militares ucranianos.
En Slaviansk, los disparos y las detonaciones se escucharon hasta tarde en la noche del viernes, pero el centro de la ciudad recuperó la calma ayer por la mañana.
En la periferia de la ciudad resonaban intensos tiroteos y los ucranianos intentaban recuperar los puestos de control de los rebeldes.
Rusia reaccionó con virulencia ante el anuncio de la operación militar ucraniana, que calificó de acción de represalia y golpe mortal a los acuerdos de Ginebra, suscritos a mediados de abril por Rusia, Ucrania y los occidentales.
Violencia. Ucrania vivió el viernes la jornada más violenta desde el 21 de febrero, víspera de la caída de Yanukóvich, cuando las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra manifestantes proeuropeos en la plaza Maidan de Kiev, lo que provocó que decenas de personas murieran.
Un incendio arrasó el viernes por la noche la Casa de los Sindicatos de Odesa, en el sur del país, y causó la muerte de 31 militantes prorrusos que se habían parapetado en ese edificio asediado por los nacionalistas. En total murieron unas 50 personas en el ataque.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, aseguró ayer que la celebración de elecciones en Ucrania sería absurda en el contexto actual de violencia en ese país, a tres semanas de las presidenciales previstas para el 25 de mayo, para elegir al sucesor de Yanukóvich.