Ciudad del Vaticano. EFE y AFP. El Sínodo que comienza el próximo domingo en Roma, y cuya agenda se presentó este viernes en el Vaticano, será clave para responder a las nuevas familias en el seno de la Iglesia, aunque los obispos siguen mostrando divisiones irreconciliables.
La XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, del 4 al 25 de octubre, que se ocupará de los retos de las familias en el mundo actual, comienza con cruces de declaraciones entre sus miembros, de la misma manera como acabó, en octubre del 2014, el Sínodo extraordinario sobre el tema.
En la mesa de debates figurarán temas muy espinosos, entre ellos la comunión a católicos divorciados y vueltos a casar, el homosexualismo y el concubinato.
“La última palabra sobre todos estos temas la tiene el Papa”, aclaró en una rueda de prensa el cardenal Lorenzo Baldissieri, secretario general del Sínodo .
“Estamos en el mar y hay muchas turbulencias”, reconoció el purpurado.
Una serie de cuestionarios enviados a pedido del papa Francisco a las diócesis de todo el mundo han puesto de manifiesto la distancia entre la estricta doctrina de la Iglesia y la práctica de los creyentes.
El primer sínodo sobre la familia, celebrado hace un año, reveló las profundas tensiones y diferencias que reinan dentro de la Iglesia católica, a pesar de compartir una serie de conceptos básicos.
Durante estas tres semanas se reunirán 270 padres sinodales –obispos y cardenales y religiosos con derecho al voto– e intervendrán 24 expertos, 51 auditores y 14 delegados fraternos (los de otras religiones), entre ellos 18 serán personas casadas y padres y madres de familia que contarán su experiencia y sus problemas.
Una novedad es que cada semana de esta asamblea estará dedicada a un argumento: “Escuchar los desafíos de la familia”, “El discernimiento de las vocación familiar” y “La misión de la familia de hoy en día” .
Los llamados Círculos Menores, los grupos de los participantes divididos por idiomas, elaboraran un documento de resumen de cada tema.
Con estos resúmenes se dará forma a la Relatio finalis , el documento final con las conclusiones de los padres sinodales, y que el sábado 24 de octubre será sometido a votación.
Crisis de la familia El papa Francisco convocó este Sínodo dada su convicción de que la familia tradicional está experimentando una crisis profunda, que afecta el conjunto de la sociedad y en particular a la Iglesia, de cuyas enseñanzas oficiales se han alejado muchos fieles.
“La alianza entre el hombre y la mujer es la respuesta a los desafíos del mundo actual y es modelo de la gestión sostenible de la creación”, adelantó el miércoles el Pontífice durante la audiencia general en el Vaticano.
Francisco, quien se presenta como un religioso abierto al diálogo, dispuesto a escuchar a las partes, es firme guardián en asuntos doctrinales.
Si bien reconoció recientemente que es justo y necesario que una pareja se separe cuando hay violencia, ha reiterado en sus casi tres años de pontificado la condena al aborto, al matrimonio homosexual y a la eutanasia, pero con un tono menos agresivo y reivindicativo con respecto al de sus predecesores.
Como ya ocurrió el año anterior, los temas principales y en los que los obispos se encuentran más divididos serán cómo comportarse ante los homosexuales, las nuevas formas de convivencia y si hay que dar la comunión a los divorciados que volvieron a contraer matrimonio.
“Cada uno de nosotros quiere ceñirse al Evangelio. Esta es la base común de todos, pero se trata de cómo aplicarlo a las situaciones concretas. Ninguno pretende traicionar el Evangelio”, expresó esta semana el cardenal alemán Walter Kasper, abierto a que los divorciados puedan volver a recibir los sacramentos.
El cardenal italiano Camillo Ruini declaró el jueves que “los casos de los divorciados que se han vuelto a casar no son casos personales, sino que se trata de una condición que no permite una vía penitencial” .
Ruini es autor, junto a otros diez cardenales –entre ellos el español Antonio María Rouco Varela y el venezolano Jorge Urosa Savino–, de un libro publicado en estos días en el que muestran toda su contrariedad a cualquier tipo de cambio en el tema de los divorciados.
Se espera que lleguen respuestas definitivas a estos temas, el papa Francisco siempre ha declarado que no quiere decidir solo y que pretende que las decisiones se tomen de manera “sinodal” .
Aunque el secretario general del Sínodo recordó que la última palabra la tiene siempre el Pontífice, no se sabe si finalmente Francisco decidirá redactar una “exhortación postsinodal” con los resultados.
O como a principios de setiembre cuando, con una decisión por sorpresa, inspirado en las reflexiones del pasado Sínodo, pero sin más consultas, el Papa simplificó el procedimiento para obtener la nulidad del matrimonio.