Obilne, Ucrania AFP Los países occidentales aumentaban ayer su presión sobre Rusia, con Estados Unidos acusando a Moscú de “mentir”, en un contexto de aparente cumplimiento de la tregua en el este de Ucrania.
En el terreno, el ejército ucraniano señaló una reducción “considerable” de los disparos de los separatistas prorrusos y destacó que en las últimas 24 horas no murió ningún soldado, una novedad desde la entrada en vigor del alto el fuego el 15 de febrero.
No obstante, el portavoz del ejército ucraniano, Andri Lysenko, aseguró que no se respetaba la tregua por completo, ya que “un gran número de tanques, lanzacohetes múltiple Grad y otros equipos” se dirigían hacia Novoazovsk, ciudad costera situada a 30 km del puerto estratégico de Mariupol y controlada por los prorrusos.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, se hizo eco de estas afirmaciones, al asegurar que “ni Rusia ni las fuerzas que apoya han estado cerca de cumplir sus compromisos” del acuerdo de paz cerrado en Minsk el 12 de febrero.
“La gente tiene miedo”, declaró Anatoli, un jubilado de 59 años de Mariupol, en referencia a un eventual ataque de los separatistas, quienes ya se hicieron con el control la semana pasada de la ciudad estratégica de Debáltsevo a pesar de la tregua.
Los prorrusos, por su parte, trasladaron a un grupo de periodistas a Obilne, 20 km al sur de Donetsk, para mostrarles la “retirada de las armas pesadas”, según lo establecen los acuerdos de Minsk.
Los acuerdos firmados el 12 de febrero en la capital bielorrusa preveían, entre otras cosas, la entrada en vigor de un alto el fuego a partir del 15 de febrero y la retirada de las armas pesadas del frente, tan solo 48 horas después.
Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) indicaron, por su parte, que no podían confirmar ninguna retirada.
En el frente energético, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, elevó el tono, al calificar de “genocidio” el rechazo de las autoridades de Kiev a suministrar gas a las regiones separatistas.
El gigante gasístico ruso Gazprom comenzó la semana pasada a suministrar directamente este hidrocarburo a las zonas controladas por los prorrusos. Moscú considera que Ucrania debe pagar el gas.
La tensión también aumentó en el ámbito diplomático.
Rusia “lleva a cabo el mayor ejercicio de propaganda desde el apogeo de la Guerra Fría”, declaró Kerry, ante el Senado estadounidense, afirmando que los dirigentes rusos “mienten mirando a los ojos respecto a lo que hacen” en Ucrania.
No descartó sanciones adicionales contra Moscú por su apoyo militar a los rebeldes. El Kremlin desmiente cualquier implicación en el conflicto.
“Si este fracaso (del acuerdo de Minsk) se confirma tendrá consecuencias adicionales que aumentarán la presión sobre una economía rusa ya debilitada”, reiteró Kerry.
En este sentido, el primer ministro británico, David Cameron, evocó la posibilidad de excluir a Rusia del sistema de pagos interbancario Swift, si Moscú sigue “desmantelando” Ucrania, al tiempo que anunciaba el envío de instructores militares para asesorar y entrenar a las tropas ucranianas.
Para el ministro de Relaciones Exteriores francés, Laurent Fabius, será necesario plantearse “a nivel europeo” nuevas sanciones contra Rusia, si los separatistas atacan el puerto estratégico de Mariupol.