
Moscú. AP. Como contrapeso a la Unión Europea (UE), el presidente ruso, Vladimir Putin, persigue un ambicioso sueño anclado en las glorias de su pasado soviético: la Unión Euroasiática.
Su estrategia consiste en atraer a los antiguos satélites soviéticos a la órbita de Moscú mediante una combinación de incentivos y amenazas. Y Ucrania, un enorme país con 46 millones de personas, ocupa el centro de este juego de ajedrez.
Putin ha colocado la Unión Euroasiática al frente de su agenda presidencial, con la esperanza de que la nueva alianza pase a ser una importante potencia económica a la par de la UE. Ha intentado atraer a las antiguas naciones soviéticas con energía barata y créditos, al mismo tiempo que amplía su presencia militar en esos países siempre que puede.
Rusia ofreció $15.000 millones a Ucrania para que abandonara su acuerdo comercial con la UE, la zanahoria que usó Putin en su programa euroasiático. Esa era la zanahoria. Su emplazamiento de fuerzas para anexionarse la península de Crimea es el garrote.
Poder en el bolsillo. Putin comprende que no solamente cuenta el poderío militar para atraer aliados. El dinero vale tanto o más.
Formó un bloque económico con Bielorrusia y Kazajistán en el 2010 para aumentar su comercio mediante la anulación de las barreras arancelarias. Desean sumarse Armenia y Kirguistán, y Tayikistán podría hacerlo pronto.
Esta unión aduanera es la base de la Unión Euroasiática, el bloque económico más ambicioso que sería formado en el 2015.
Bielorrusia ha sido la mejor aliada de Rusia. Ha mantenido la mayor parte de su economía en manos estatales y depende de energía barata y créditos de Rusia para seguir funcionando.
Kazajistán es el segundo país por territorio y economía entre las antiguas repúblicas soviéticas. Ha oscilado entre Rusia y Occidente durante dos décadas, mientras Armenia ha sido una sólida aliada de Rusia, con una gran base militar rusa y numerosos créditos otorgados por Moscú.
Kirguistán tiene una base aérea estadounidense clave en la guerra de Afganistán, pero está siendo clausurada por la presión de Moscú. Tayikistán, una de las naciones más pobres de la era soviética, tiene unos 5.000 soldados rusos y depende de la ayuda económica de Moscú .
Otras repúblicas exsoviéticas como Azerbaiyán, Georgia y Moldavia han estrechado lazos con Occidente y desarrollan negocios con los países de la UE.
