Londres
Un atentado como el de Londres, cometido con una camioneta y unos cuchillos, es casi imposible de prevenir si los autores son prudentes en los preparativos.
Ni siquiera la vigilancia de individuos sospechosos o localizados garantizará que puedan ser detenidos antes de pasar a la acción si no hay nada en su comportamiento que sugiera que podrían cometer un atentado de forma inminente.
"Los ataques sencillos con vehículos y cuchillos han aumentado recientemente porque son fáciles de planear y los más difíciles de impedir para los servicios de seguridad", estimó este domingo Alan Mendoza, director del centro de reflexión británico Henry Jackson Society.
"Debemos esperar a tener más detalles pero el ataque de Londres parece vinculado a todos aquellos que, en Occidente, han sido al menos inspirados por grupos como el Estado Islámico (EI)", añadió.
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Hace ya años que los grupos yihadistas llaman a sus partidarios a pasar a la acción allí donde residan, empleando cualquier medio a su alcance.
"Cuanto más sencilla sea la acción, menos preparativos operacionales, de compra de material, de armas, de explosivos; es más complicado detectarlo, porque el comportamiento es menos sospechoso", asegura Yves Trotignon, exmiembro de las unidades antiterroristas de los servicios de inteligencia franceses.
"El contraterrorismo es prevención", dijo. "Se detiene a gente cuando hay elementos a cargo, cuando hay motivos para pensar que se va a cometer un crimen. Es posible cuando las personas son conocidas, están vigiladas o cuando de repente aparecen en el radar porque están preparando algo", continúa.
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"Pero si ese algo es el simple alquiler de una camioneta, no se enciende ninguna alarma", subraya.
El caso del joven yihadista francés Adel Kermiche ilustra esta dificultad para prevenir el paso a la acción de un sospechoso localizado, vigilado. Lo detuvieron en Turquía por haber intentado entrar en Siria, lo encarcelaron y dejaron en libertad bajo condiciones, como la de llevar un brazalete electrónico.
El brazalete lo llevaba en el tobillo cuando participó en julio del 2016 en el degüello de un sacerdote de 85 años en una iglesia de un pueblo normando, en compañía de otro aprendiz de yihadista que conoció por Internet.
Dificultades
Vigilar físicamente, las 24 horas, a un sospechoso moviliza a una veintena de policías. Todos los presuntos miembros de las redes yihadistas y sus simpatizantes no pueden ser vigilados permanentemente.
Y aunque lo fueran ¿cómo distinguir cuándo alguien se sube a una camioneta con la intención de ir al centro de Londres para atropellar a transeúntes de cuándo va a hacer la compra en el supermercado?
"Hay que evitar la demagogia", declara a la AFP la senadora francesa Nathalie Goulet, copresidenta de la comisión de investigación sobre la lucha contra las redes yihadistas: "todo el servicio de inteligencia del mundo no impedirá este tipo de ataque".
"No por ello son aceptables y no hay que tirar la toalla, pero hay que mirar la realidad de frente. Hacer creer a la gente que desterrando a los musulmanes, poniendo una media luna verde o cerrando las mezquitas se solucionará el problema es una mentira. Al contrario esto alimentará los argumentos del Estado Islámico", añade.
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"Un individuo que coge su coche, se abalanza sobre la gente y la apuñala (...) Desgraciadamente hay que aprender a vivir con ello y que cada ciudadano se ocupe de la vigilancia", concluye.
Frente a este tipo de amenaza hay que centrarse en la rapidez de reacción, a la vez de las fuerzas del orden y de los servicios de socorro que, en el caso del ataque de Londres, fueron eficaces, recalca Trotignon.
"El sábado por la noche en Londres los tres hombres fueron neutralizados en ocho minutos, algo sobresaliente", destaca.