Está en calle 13, en barrio Otoya. Probablemente no lo sabía; es más, si pasa por ahí quizá ni lo note, pues las verjas y los arbustos impiden su visibilidad.
Justo en ese punto josefino, concretamente en el jardín noreste de la Casa Amarilla , yace en el olvido un fragmento del Muro de Berlín.
La pieza, de tres metros de alto y uno de ancho, está colocada en medio de una fuente vacía, sin ninguna distinción visible.
Pese a que encierra una parte de la historia de la humanidad, pocos conocen de su presencia y pocos se han preocupado de que se le dé el valor que merece.
“Es antiurbano y antihumano guardarlo ahí, sin acceso al público, es como que haya un ángel en la tierra y tenerlo encerrado”, criticó el arquitecto y cronista, Andrés Fernández.
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Antes de explicar la razón por la cual el fragmento del muro está enclaustrado, contaremos cómo ese pedazo de Berlín terminó en el distrito El Carmen del cantón central de San José .
La historia
“El Muro cayó el 9 de noviembre de 1989. Poco a poco se fueron desarmando partes de este... A partir de 1990 muchos fragmentos se fueron enviando a distintas partes del mundo, como un símbolo para que nunca se volviera a repetir ningún muro”, recuerda José Joaquín Chaverri, actual embajador de Costa Rica en Alemania.
Chaverri narra que Dietrich Genscher, ministro de Asuntos Exteriores de Alemania (cargo que ocupó durante 14 años) fue quien donó el fragmento.
Lo hizo en 1994, a solicitud del canciller costarricense de ese entonces, Bernd Niehaus Quesada.
De tal forma, Costa Rica se convirtió en uno de los tres países de Latinoamérica en albergar un fragmento del Muro. Los otros dos son Argentina y México.
¿Por qué Genscher eligió a Costa Rica? Por el cariño que le tenía al país.
El ministro alemán fue ciudadano de honor de Costa Rica y visitó al país en siete oportunidades, según cuenta José Joaquín Chaverri.
El diplomático, quien también fue embajador en Alemania en la época que cayó el Muro, considera que es un orgullo que en San José haya un fragmento de la estructura.
“Quienes vivimos ese momento, hace 25 años, queremos que nunca jamás los seres humanos estén bloqueados por muros y que nadie les impida vivir una vida en libertad y con responsabilidad, tema clave para toda democracia”, manifestó.
Sin embargo, lo cierto es que el pedazo del Muro, como símbolo, no ha sido aprovechado en Costa Rica.
Prueba de ello, el estado en que se encuentra.
Causas
Alejandro Solano, vicecanciller de la República, explica que la principal limitación que tiene para darle al fragmento del Muro una mayor exposición es que se ubica dentro de las instalaciones de la Cancillería (Casa Amarilla) y que, por motivos de seguridad, el espacio no puede estar abierto a todo el público.
En la administración anterior se intentó desarrollar un programa titulado “Cancillería puertas abiertas”, para que la ciudadanía conociera la Casa Amarilla, un inmueble histórico.
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Incluso, el jardín donde está el Muro fue reinaugurado bajo el nombre Plazoleta de la Libertad Juan Rafael Mora Porras.
No obstante, esa iniciativa no tuvo continuidad y, más bien, los alrededores del fragmento del Muro fueron empleados para colocar material de construcción y escombros, a raíz de una serie de obras que se hacían en el edificio.
Pese a todo esto, no hay que tirar la toalla. Alejandro Solano manifestó que ya se inició un proceso para remozar la plaza en la que se encuentra la pieza histórica.
El vicecanciller añadió que está en conversaciones con el embajador alemán para habilitar algún espacio en donde haya una mayor interacción de la ciudadanía con el pedazo del Muro.
Por lo pronto, hoy, día del 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín , usted puede darse una vuelta por barrio Otoya y conocer un fragmento de este; eso sí, el lugar está desolado y solo podrá verlo detrás de las rejas.