El 9 de julio del 2016, último día de la cumbre de Varsovia de la OTAN, el expresidente soviético Mijail Gorbachov tomó la palabra: "Todo lo que aquí se ha acordado sugiere que la Alianza se prepara para pasar de una guerra fría a una caliente".
"Toda la retórica en Varsovia clama por la intención de casi declarar la guerra a Rusia", lamentó.
El 14 de enero, alrededor de 4.000 soldados estadounidenses arribaron a Polonia. Se dice que es el mayor despliegue de fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que se realiza en Europa desde la Guerra Fría.
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¿Tenía razón Gorbachov? ¿Se prepara la OTAN para una guerra con Rusia?
El movimiento de fuerzas a Polonia y a tres países del Báltico (Estonia, Letonia y Lituania) se acordó en esa cumbre de Varsovia en la que habló Gorbachov, con el fin declarado de disuadir a Rusia de emprender una acción contra esos países.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó esta semana que Moscú ve el despliegue de tanques y vehículos blindados estadounidenses en Polonia como una amenaza, por tratarse de acciones que ponen en peligro los intereses y la seguridad de Moscú.
Ante la decisión adoptada en Varsovia, el Kremlin no se paralizó. En noviembre desplegó en el enclave de Kaliningrado (frente al mar Báltico, entre Lituania y Polonia) misiles S-400 tierra-aire e Iskander.
Con los S-400, Rusia podría derribar cualquier avión en el espacio aéreo del Báltico, patrullado por la OTAN.
Los Iskander, por su parte, son proyectiles que pueden portar ojivas nucleares y, con ellos, Rusia podría alcanzar cualquiera de los países de la zona.
Ambas partes, la OTAN y Rusia, se preparan militarmente para una guerra que ambos rechazan repetidamente.
Los países bálticos, exmiembros de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), son el escenario de un juego bélico muy parecido al juego del gato y el ratón.
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Estos países, ahora miembros de la OTAN, demandan la protección de la Alianza. "Sabemos que en los países del Báltico, y en otros, hay temor hacia Rusia, se sienten amenazados", dijo en junio el presidente de Finlandia, Sauli Niinisto.
El origen
El juego parece haber empezado hace 25 años, con el desmembramiento de la URSS en 1991. La OTAN, que se habría comprometido de palabra a mantener sus límites en Alemania, comenzó su expansión hacia Europa del Este.
"La OTAN se acostumbró a ser la única potencia de Europa y actúa como le parece bien hasta que, de pronto, la Rusia 'derrotada' se despertó", escribió en un artículo de opinión deEl País, de España, Fyodor Lukyanov, jefe de la sección rusa de la revista Global Affairs.
Moscú pretendía ser tratada como igual, y al no lograrlo decidió "recordar al mundo que era ineludible y se dedica a exhibir músculo", agregó.
La OTAN, cuyo principal miembro es Estados Unidos, aprovechó también la debilidad rusa del momento para instalar en Rumanía un sistema antimisiles cuya utilidad es cuestionada por diversas fuentes.
En ese lapso, Rusia inició sus maniobras: en el 2008 invadió Georgia, en el Cáucaso, y en el 2014 intervino en Ucrania, en momentos en que ese país pretendía convertirse en miembro de la Alianza Atlántica.
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Este hecho, y la posterior anexión de la península de Crimea, elevaron la tensión con la OTAN, pero le permitieron a Rusia mantener control del mar Negro y entrenar a su inteligencia militar.
De fría a compleja
A partir de ese hecho se inicia lo que se ha dado en llamar una "guerra híbrida" en la que, hasta ahora, Vladimir Putin, el presidente ruso, parece llevar la batuta.
En enero del 2013, el jefe del comando conjunto de las Fuerzas Armadas rusas, Valery Gerasimov, declaró que su país se involucraría en una nueva clase de guerra, que sería combatida con "métodos no militares para conseguir objetivos políticos y estratégicos"
Como resultado de esta 'guerra' se observa un mundo de tensiones, de espionaje, de amenazas, de terrorismo, uso de tecnología, de mentiras, noticias falsas y medias verdades.
¿Qué lado recurre a tales estrategias? Ambos. Rusia saca a pasear de vez en cuanto por el Mediterráneo su portaaviones Admiral Kuznetsov para poner nerviosa a la OTAN o algún submarino cerca de las costas de Europa. Estados Unidos hace lo mismo recurriendo a sus aviones o al espionaje.
¿Adónde va a parar esta guerra? No se sabe. Ciertamente la OTAN ha invertido en mejorar su fuerza militar. La organización, que luego de finalizada la Guerra Fría se quedó sin norte, ha encontrado de nuevo su razón de ser: detener a Rusia.
Por su parte, Rusia es ahora, según diferentes centros de estudios geopolíticos, una potencia militar, reconocida como tal, capaz de subyugar a cualquiera de sus vecinos.
Sin embargo, el mismo presidente ruso descarta y considera cosa de locos pensar que Moscú podría invadir Europa.
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Pero el exvicepresidente de Estados Unidos Joe Biden, en su último discurso antes de dejar el cargo, sostuvo que "Rusia es la mayor amenaza para el orden internacional".
Estados Unidos y sus agencias de inteligencia acusaron a Moscú de haber intervenido en sus elecciones para favorecer el triunfo de Donald Trump. Biden advirtió de que Moscú intentará influir, de la misma manera, en las próximas elecciones en Europa.
La era Trump
Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca aún no está clara la política exterior que seguirá.
Trump dijo que la OTAN le daría seguridad a los países bálticos si estos dan más recursos para seguridad; de lo contrario, estarán por su cuenta.
Una advertencia similar hizo al resto de países europeos: Estados Unidos no defendería a la OTAN si la ataca Rusia, si los países miembros no aportan equitativamente.
Luego de la asunción de Trump, la Casa Blanca dijo que su administración estaría dispuesta a colaborar con Rusia en operaciones militares. ¿Cómo actuará Trump en este juego? Todavía es impredecible.
Lo único real, como en cualquier conflicto político o armado, es que hay mucha desconfianza entre los contrincantes, y una gran dosis de ego.