Nueva York. EFE. La ONU rindió ayer homenaje a la niña “más valiente del mundo”, la joven pakistaní Malala Yousafzai, quien celebró su decimosexto cumpleaños con un inspirador discurso en el que pidió otra vez “educación para todos” y en el que defendió que la única vía para cambiar el mundo son “los libros y las plumas”.
“El 9 de octubre de 2012 los talibanes me dispararon. Pensaron que con sus balas me callarían para siempre, pero fracasaron”, confesó ante la Asamblea General de la ONU en su primer discurso en público desde que s obrevivió milagrosamente a un ataque en su país por defender la educación femenina .
Acompañada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el ex primer ministro británico Gordon Brown, la activista aseguró que en su “segunda vida” sigue siendo la misma Malala de siempre, con las mismas ambiciones, esperanzas y sueños de antes, de ahí que hoy siga luchando para lograr “educación para todos”.
Armas poderosas. “Tomemos los libros y las plumas porque son nuestras armas más poderosas. Un libro y una pluma pueden cambiar el mundo”, subrayó, contundente, Malala, quien había iniciado sus primeras palabras diciendo que era un honor poder hablar “después de tanto tiempo” y reconociendo no saber “qué espera la gente que diga”.
Interrumpida en varias ocasiones por los aplausos del público, entre los que se encontraban un millar de jóvenes de 100 países, Malala subrayó que no está en contra de nadie, ni siquiera de los talibanes, y aseguró que incluso si tuviera una pistola y estuviera frente a la persona que le atacó “no dispararía”.
“Es la compasión que aprendí de Mahoma, Jesucristo y Buda, el legado que recibí de Martin Luther King y de Nelson Mandela, la filosofía de la no violencia que aprendí de Gandhi y la Madre Teresa, y el perdón que aprendí de mi padre y de mi madre. Por eso mi alma me dice ‘sé pacífica y ama a todo el mundo’”, manifestó la activista.
Malala, quien aseguró que Pakistán es un país democrático y amante de la paz, advirtió que el islam es una religión de “paz, humanidad y hermandad” que dice que no solo cada niño tiene derecho a recibir educación, sino que es “un deber y una responsabilidad”.
Convertida en símbolo mundial de la lucha por el derecho de las niñas a la educación y candidata al Premio Nobel de la Paz, Malala fue atacada por un talibán cuando regresaba de la escuela en su región natal del valle del Swat, del que sobrevivió tras dos intervenciones de cirugía reconstructiva craneal.
Brown dijo que mientras haya 57 millones de niños sin escolarizar y 15 millones trabajando, mientras haya 10 millones de niñas obligadas a casarse y falten dos millones de docentes y cuatro millones de aulas “la lucha debe continuar” , y pidió trabajar para que a final de 2015 cada niño esté escolarizado.