Dos auténticos héroes de los que tanto entusiasman en Estados Unidos, John McCain, prisionero en Vietnam, y Bill Bradley, triunfador en las canchas de baloncesto, amenazan el "statu quo" de los dos partidos en las elecciones presidenciales más reñidas de los últimos 40 años.
George W. Bush, gobernador de Texas, y el vicepresidente Albert Gore son los dos grandes favoritos para disputar en noviembre la Casa Blanca que dejará libre el presidente Bill Clinton.
Ambos tienen el firme respaldo de sus partidos, el Republicano y el Demócrata, pero antes tendrán que pasar las dos grandes pruebas de la campaña presidencial de Estados Unidos: Iowa y New Hampshire.
En Iowa (un estado agrícola del mediooeste), Bush y Gore están claramente por delante en las intenciones de voto y la lectura del resultado habrá que medirla en función de si ambos superan de manera holgada a sus contrincantes.
Por el contrario, en New Hampshire, son McCain y Bradley quienes van por delante en las encuestas. Un buen resultado en este estado del noreste del país sería el trampolín para proseguir con garantías la campaña de las primarias en el resto del país.
El senador McCain no ha hecho campaña en Iowa. Se concentró en New Hampshire y un tercer puesto le vale para no perder terreno.
Bush necesita ganar en Iowa con un mínimo del 45 por ciento, y Gore tiene que llegar lo más cerca posible al 60 por ciento, ya que las encuestas indican que tienen todo a su favor, según el último sondeo del periódico Des Moines Register.
Pero dadas las dudas que persiguen a Bush y Gore, cualquier debilidad será magnificada ante los ojos de los votantes de New Hampshire, donde tanto McCain como Bradley tienen sólidos apoyos.
Allan Lichtman, profesor de la American University de Washington, no recuerda una campaña tan competida desde la batalla preelectoral demócrata de 1960 entre John F. Kennedy y Lyndon Johnson.
A pesar del sólido respaldo de los dos grandes partidos, Bush y Gore se ven amenazados por la aureola de McCain y Bradley.
Los cincos años de torturas y prisión en Vietnam son una buena presentación de la integridad y los valores que defiende McCain.
En campaña, prefiere que le pregunten sobre qué hará si llega a la Casa Blanca, pero tampoco rehúsa dar detalles de la experiencia vivida en las cárceles vietnamitas.