“Un gran simplismo”: así responde el abogado y politólogo Daniel Zovatto a la pregunta de si los últimos resultados electorales en Argentina (comicios presidenciales) y Venezuela (legislativos) son una expresión de cambio de rumbo del centroizquierda a la centroderecha.
El director regional para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional se apresura a hacer la observación de que en el subcontinente históricamente “los ciclos políticos van de la mano de los ciclos económicos”, y en el 2015 la región vivió el quinto año consecutivo de desaceleración económica y sin perspectivas de una mejoría para este año.
Agrega: “Desde el 2014, la región ha entrado en un ciclo de marcada desaceleración económica y esta nos hace preguntarnos si este nuevo ciclo económico, sobre todo en América del Sur, vendrá acompañado de un nuevo ciclo político”.
Días después de las elecciones venezolanas, este experto en asuntos electorales conversó con La Nación sobre el clima político latinoamericano y los procesos que habrá en el 2016.
¿Cuál es la relación entre ciclos económicos y políticos en América Latina y cómo afectan las preferencias electorales?
En América Latina lo que estamos viviendo son ciclos económicos que van acompañados de ciclos políticos. Por ejemplo, en los 80 tuvimos el que se conoció como la década perdida, pero desde el punto de vista político fue la década ganada porque fue cuando América Latina recuperó la democracia. Después tuvimos otro ciclo en la década de 1990. En la primera parte del decenio, fue la que coincidió con el Consenso de Washington , el neoliberalismo, la apertura de las economías y las privatizaciones.
”Fue cuando se inyectó la reelección en América Latina. Quienes la introdujeron no fueron de izquierda, fueron Fujimori en Perú, que reformó la Constitución; Ménem, que hizo lo mismo en Argentina, y Fernando Henrique Cardoso en Brasil.
”A mediados de la década de los 90, América Latina tuvo su media década perdida (1998-2002) porque la región perdió su rumbo económico y vino una desaceleración y fue cuando vino la gran crítica al neoliberalismo, a las privatizaciones y el cambio de ciclo político: pasamos de gobiernos de centroderecha al ingreso de gobiernos de centroizquierda. Aparece Chávez , luego Lula, después Kirchner y sucesivamente.
En un periodo corto, América del Sur pasó de estar gobernada por gobiernos de centroderecha a estar gobernda mayoritariamente por la centroizquierda.
”A partir del 2003 y hasta el 2003 es lo que se conoce como la década dorada de América Latina porque fue cuando, gracias al crecimiento muy importante de China, al alza de los precios de las materias primas y a las bajas tasas de interés, América del Sur tuvo su mayor tasa de crecimiento, salvo en el 2009, por la crisis financiera mundial.
”Desde el 2014, la región ha entrado en un ciclo de marcada desaceleración económica y esta nos hace preguntarnos si este nuevo ciclo económico, sobre todo en América del Sur, vendrá acompañado de uno político”.
Hay quienes dicen que América Latina ha entrado en un proceso de viraje de la izquierda a la derecha y centroderecha. ¿Está de acuerdo?
Es un gran simplismo. Tenemos que entender que los ciclos políticos en la región van de la mano de los ciclos económicos. Este 2015 es el quinto año seguido de desaceleración económica de América Latina. Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) establece que, como promedio regional, va a decrecer un 0,4% y que este es un momento que llegó para quedarse y proyecta que para el 2016 América Latina tendrá un crecimiento promedio, en el mejor de los casos, de solo un 0,2%.
”En Suramérica hay gobiernos democráticos de larga duración como nunca antes los había habido: cuatro seguidos del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, tres seguidos del kirchnerismo en Argentina, tres del Frente Amplio en Uruguay, tres seguidos de Evo Morales en Bolivia y tres de Rafael Correa en Ecuador. Además, 17 años consecutivos de chavismo en Venezuela y cuatro seguidos de la centroderecha en Colombia.
”Muchos son gobiernos que están desgastados en el poder, por la corrupción y que reciben votos castigo, como en el caso de en Venezuela y Argentina.
”Lo que estamos viendo, más que una centroderecha, son gobiernos más prágmáticos, que quieren menor intervención del Estado y un manejo más democrático de los asuntos públicos. No es una marcha de centroizquierda a centroderecha”.
Cuánto pueden impactar los resultados en Argentina y Venezuela (e inclusive una eventual destitución de Dilma Rousseff) en bloques regionales como el ALBA, Mercosur y Unasur?
En el caso del ALBA, el cambio empezó con la muerte de Chávez, en el 2013. El liderazgo que tenía Chávez no encontró sustituto ni por Maduro ni ninguno otro presidente. Segundo, vino la caída del precio del petróleo y la cantidad de recursos que tenía Venezuela con un petróleo por encima de los $100 el barril (hoy está por debajo de los $40) marcó una diferencia muy importante.
”En cuanto a Mercosur, con la llegada de (Mauricio) Macri al Gobierno (en Argentina) llega una nueva etapa, de relanzamiento, tomando en cuenta todos los ajustes que las diferentes economías de los países del Mercosur están haciendo y qué decidan respecto a un tratado de libre comercio que vienen negociando con la Unión Europea (UE).
”La llegada de Macri a la Argentina va a generar una situación diferente en la Unasur, donde hasta hace poco había un gran respaldo al gobierno chavista. Esta situación privilegiada que tenía el chavismo se ha comenzado a deteriorar y va a depender mucho de lo que pase en Venezuela en los próximos meses”.
”Si Maduro y Cabello siguen adelante con esta ofensiva de tratar de boicotear y limitar los poderes de la nueva Asamblea Nacional, vamos a ver un conflicto de poder muy grande y eso, quizás, determine que Unasur deba intervenir”.
En América Latina hay una serie de elecciones para este año. ¿Cuál es la expectativa que tiene respecto de esos comicios?
En Perú, en abril, habrá alternancia del partido gobernante porque no hay reelección consecutiva y porque es imposible que el partido del presidente Humala pueda ganar las elecciones porque está muy desprestigiado. La intención de voto favorece a Keiko Fujimori, hija de Alberto Fujimori. Habrá que esperar si la elección se decide en primera vuelta o en segunda.
”En República Dominicana, el presidente Danilo Medina va a buscar la reelección tras lograr reformar la Constitución, en 15 días, en junio. Va muy bien en las encuestas, tiene gran credibilidad y le favorece el crecimiento de la economía que va a crecer arriba del 5%.
”Daniel Ortega también logró reformar la Constitución para tener la posibilidad de la reelección indefinida. Va por su segunda relección y tercer mandato consecutivo en noviembre del 2016. Hoy pareciera indicar que es el favorito para imponerse”.
Este año no se detuvo la tendencia a la reelección presidencial continua. En Bolivia está programado un referendo para ratificar una reforma constitucional en tal sentido y en Ecuador se aprobó, si bien Correa no podrá aspirar de inmediato a otro periodo. ¿Cómo analiza este movimiento y por qué se gesta?
La tendencia a reformar las constituciones para permitir la reelección pesidencial sigue vigente. Todas las reformas, sea por vía judicial, vía legislativa o por referendo que han tenido lugar en el 2015 van en la línea de avanzar hacia la reelección. Solo hubo una en sentido contrario este año y tuvo lugar en Colombia, para prohibir la reelección en todas sus modalidades, impulsada por el presidente Santos.
”Cuando se introdujo la reelección en los años 90, se justificó porque los gobernantes (Ménem, Cardoso y Fujimori) habían hecho una muy buena gestión económica, habían hecho crecer la economía y logrado controlar hiperinflaciones. Se decía que como habían hecho muy bien su trabajo, debían terminarlo y necesitaban más tiempo.
”En los 2000, se pasó de la reelección consecutiva a la reelección indefinida.
”Todas estas reformas se hicieron con nombres y apellidos y sobre la base de la indispensabilidad del gobernante. ”Sistemas que han tenido una desviaicón hacia regímenes hiperpresidencialistas, que vienen acompañados de una brutal concentración del poder en el Ejecutivo y en los cuales los otros poderes terminan siendo sometidos”.