Colombia despertó este lunes con la incertidumbre a cuestas ante el rechazo sorpresivo al acuerdo negociado entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El analista internacional, Jairo Libreros, explica la situación política que enfrenta el país y las razones del rechazo en el plebiscito del domingo.
¿Por qué triunfó el no en la consulta sobre el plan de paz?
El no triunfó por cuatro razones que yo creo que lamentablemente hasta ahora están claras para un sector importante del Gobierno. La primera de ellas es que triunfó porque la antipatía que siente la sociedad colombina hacia las FARC es inmensa. Ese tema no se midió con la suficiente cautela y creo que ahí hay un error de precisión. En segundo lugar, porque un sector mayoritario colombiano no estaba dispuesto a aceptar que las FARC no pagaran un solo día de cárcel por cuenta de los crímenes atroces que han cometido.
El tercer motivo es que los colombianos, y así lo dicen todas las encuestas, no están de acuerdo con que las FARC de manera inmediata salgan de la mesa de negociación a hacer política. Y la cuarta razón que creo que pasó muy desapercibida, pero la información existe, es sobre el cuento de que las FARC son pobres y no tienen ni un peso cuando revistas como Forbes, consideran que es uno de los carteles de narcotráfico más millonario del mundo y que dijeran que no tenían ni un solo peso para reparar a las víctimas eso no fue aceptado por la mayoría en Colombia.
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Entonces, la posible impunidad para la guerrilla fue relevante a la hora de decidir el voto.
Creo que el tema de la antipatía que siente la gente por las FARC llegó a una tasa insostenible por el tema de la impunidad cuando quedó claro que ellos aún cometiendo delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra que han sido numerosos casos en los últimos 52 años, no iban a pasar un solo día en la cárcel. Creo que esa fue la gota que rebosó por completo el vaso de la paciencia.
¿El resultado realmene fue tan sorpresivo en Colombia?
Fue totalmente sorpresivo. Las últimas encuestas todas daban una victoria holgada del sí por lo menos de 15 porcetuales frente al no. Creo que esto fue sorpresivo para los colombianos, para un sector mayoritario del Gobierno y para los opositores, hasta en boca de Álvaro Uribe la victoria del sí era evidente.
¿Cuál es el costo político del rechazo al acuerdo para el presidente Santos y qué papel asume ahora el exmandatario Uribe?
El costo para Juan Manuel Santos como presidente es inmenso en términos políticos. De un lado, la incertidumbre que se vive en el país ante la posibilidad de determinar cuál es el futuro de lo negociado en La Habana le va a generar los siguientes problemas: inestabilidad para maniobrar en los dos últimos años que le quedan en el Gobierno y en segundo lugar el tema económico, pues Colombia pasa una situación crítica por la crisis fiscal y la necesidad de hacer una reforma tributaria. En el caso de Uribe, él está demostrando que sigue siendo el rey político por lo menos en los últimos días en Colombia. Él va a sacar provecho político y personal de esto. El uribismo está interesado en reformar la Constitución para habilitar la opción de que él se presente a elecciones.
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¿Qué viene ahora?
Hay dos escenarios claramente identificados en términos políticos: el primero de ellos es abrirle la puerta para que negociadores del uribismo tengan la oportunidad de acudir a La Habana para buscar la reconstrucción del acuerdo. Este escenario es viable, pero su efectividad en el corto plazo es nula. El segundo escenario, que veo más viable, es que en el transcurso de los próximos seis meses se acabe por completo la negociación y los cabecillas de las FARC poco a poco retomen sus posiciones de combate y se reactive el conflicto armado.
¿A qué se debe que en Colombia generalmente se registre un alto abstencionismo en las votaciones?
Creo que nosotros en los últimos años no hemos podido crear una cultura electoral que esté signada por el fortalecimiento de la democracia. Colombia es un país que no ha renovado sus élites políticas y no ha cerrado el conflicto armado. Cuando no hay procesos de cambio, la gente joven especialmente los que están formándose no se interesan por la política y dejan que terceras personas tomen decisiones por ellos.