La Habana
La invasión de Bahía de Cochinos quedó registrada en la historia como el símbolo del fracaso de Estados Unidos en sus tentativas de derrocar a Fidel Castro, quien más de medio siglo después murió este viernes a los 90 años.
Unos 1.400 anticastristas armados por Estados Unidos desembarcaron el 17 de abril de 1961 en Playa Larga y Playa Girón, en la Bahía de Cochinos, a 250 kilómetros de La Habana, y fueron vencidos tras 72 horas de combates.
Organizada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con aprobación del presidente Dwight Eisenhower, y luego asumida por su sucesor John F. Kennedy, la operación arrancó el 14 de abril cuando zarparon desde Nicaragua rumbo a Cuba los buques con expedicionarios de la "Brigada 2506" entrenados en bases instaladas en secreto en ese país y en Guatemala.
En plena Guerra Fría, la mañana del 15 de abril, seis bombarderos B-26 con insignias cubanas, que volaron desde Nicaragua, atacaron las bases aéreas de La Habana y de Santiago de Cuba. Uno de ellos fue derribado por la artillería antiaérea cubana.
Cinco naves de la aviación cubana fueron destruidas en tierra, pero quedaron nueve que fueron decisivas en los combates de los días siguientes. La CIA creía haber liquidado la fuerza aérea cubana.
LEA: Fidel Castro, guerrillero contra Estados Unidos hasta la muerte
El día 16, durante el funeral de siete víctimas de los bombardeos, Castro declaró: "Lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí (...) y que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos".
Esa fue la primera vez que Castro proclamaba la naturaleza de su revolución, después de haber negado por años el carácter comunista de su movimiento.
ADEMÁS: ¿Qué pasará con Cuba después de la muerte de Fidel Castro?
En la madrugada del 17 de abril, apoyados por ocho buques, desembarcaron los expedicionarios anticastristas en Playa Girón y Playa Larga, distantes unos 30 kilómetros entre sí.
Comenzaron encarnizados combates que duraron hasta el 19 de abril. Pero, privados de apoyo –pues Kennedy rechazó involucrar a la aviación estadounidense– y de armas pesadas, con barcos hundidos y aviones derribados, los invasores se rindieron.