Buenos Aires
Aguerrida e indomable, Cristina Fernández deja el poder tras 12 años de un proyecto liderado por un matrimonio al que ella imprimió un estilo confrontativo que significó una ruptura en la historia política argentina con el resurgimiento de la reivindicación social.
En la última década las políticas sociales fueron más de izquierdas y en economía de defensa de un capitalismo de Estado. Con un discurso soberanista reivindicó las Islas Malvinas — que Argentina disputa a Gran Bretaña — , y luchó sin fisuras el litigio con los 'buitres', los fondos especulativos en Estados Unidos.
La presidenta está convencida de que junto a su fallecido esposo Néstor Kirchner (2003-2007), lideró una "renovación patriótica", enfrentando a poderosos dueños de medios, jueces y empresarios.
Progreso para algunos, decadencia para otros, Cristina Fernández entregará a sus 62 años la Casa Rosada el 10 de diciembre al ganador de las elecciones del domingo, pero deja una marca indeleble.
"Esta transformación no se detiene, porque Daniel va a ser presidente", dijo Fernández al lado de Daniel Scioli, el candidato del gubernamental Frente para la Victoria (FPV).
Scioli es percibido más a la derecha de la mandataria. Sin embargo ella, con su temple de acero, lo miró a la cara y lo retó, entre seguidores: "Vos vas a profundizar este proceso".
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En la diplomacia, Kirchner afianzó el acercamiento al llamado eje boliviariano que propuso el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.
Cortó así con ese Buenos Aires que miraba a Europa y Estados Unidos en los años 1990, época en que el presidente peronista de derecha Carlos Menem apoyó "las relaciones carnales" con Estados Unidos y envió dos buques de guerra a la Guerra del Golfo (1990-1991).
"Soberbia y mentirosa. Lo único que quiero es que se vaya. La odio, así de simple", dijo Mónica Gurfinkel, secretaria en un consultorio médico. A sus 48 años asegura que es "el peor" gobierno que ha vivido.
A contramano, Juan Bertone, empleado bancario afirma que "lo más grande que le pasó a Argentina es Cristina".
"Una valiente que nos mejoró condiciones con las paritarias (ajustes salariales negociados con empresas), defendió los verdaderos intereses del país con los 'buitres'. Es para amarla", acotó.
El odio de Gurfinkel y el amor de Bertone se expresan con la misma pasión. Casi nadie a ocho años de gobierno logra guardar distancia cuando salta como tema en una mesa.
Según Gurfinkel, "deja la economía sumamente complicada". Está segura de que su candidato, Mauricio Macri, de la alianza de derecha Cambiemos, será el próximo mandatario.
Bertone no muestra tanta convicción por Scioli. Pero está confiado en que "Cristina deja las bases para evitar descarrilamientos. Que se siga por la misma senda con derechos sociales y una economía en favor del trabajador y la producción nacional".
Kirchner repite como mantra que la tercera economía de América Latina estaba hecha pedazos en el 2001. Hubo millones de desempleados, instituciones desmoronadas y hasta cinco presidentes en diez días.
Lado personal. En lo familiar Fernández, enviudó en el 2010. Sus dos hijos, Máximo y Florencia, la convirtieron en abuela.
La abogada luce pelirroja e impecable. "Me pinto desde los 15 años como una puerta. ¡Me encanta ser mujer!", afirma. Católica, se hizo íntima del papa Francisco y olvidaron los encontronazos de cuando Jorge Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires.
Acusaciones de corrupción mancharon a su vicepresidente Amado Boudou e implicaron a su hijo Máximo Kirchner y empresarios amigos.
Los tribunales acumulan más de 700 denuncias de corrupción, incluyendo casi 300 contra ella. Pero Fernández las califica de "falacias" y libra batallas contra jueces, pese a que buscó una justicia independiente.
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El enriquecimiento personal de los Kirchner en más de 928% entre el 2003 y el 2010, según su declaración fiscal, genera indignación e indiferencia por igual. "Hay tolerancia a la corrupción", dijo el consultor Juan Germano de Isonomía.
Su estilo confrontativo está cargado de la retórica peronista embanderada en la justicia social. "Honra al peronismo, con los derechos a los desposeídos y la reconstrucción de la industria", dijo Cristina Álvarez Rodríguez, sobrina nieta de Eva Perón.
"No se dejen robar de nuevo su futuro", suele decir a los jóvenes que la adoran en mitines. Creó La Cámpora, movimiento juvenil dirigido por el primogénito Máximo.
Las ayudas sociales y la defensa de los derechos humanos le aseguran a Scioli un piso de 30% de voto duro kirchnerista. Pero ¿qué hará Cristina en el futuro? ¿Volverá en el 2019? Se va con una popularidad de más de 50%, según sondeos.
"No se quedará ni cortando rosas ni cuidando nietos", afirmó el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.