Miami
La disidente cubana Martha Beatriz Roque instó este miércoles en Miami al presidente Barack Obama a exaltar la democracia y reconocer a la oposición cuando esté en Cuba, aunque minimizó el impacto que la visita pueda tener para el futuro de la Isla.
En definitiva, los cubanos deben definir su propio destino, aseveró Roque en una rueda de prensa en Miami, Florida, que visita luego de que las autoridades cubanas le permitieron salir del país por primera vez.
En Cuba, donde estará del 21 al 22 de marzo, Obama debe "hablar de democracia, pero no de forma abstracta, sino de las oportunidades que ofrecen a sus pobladores los países democráticos como este", expresó Roque, la única mujer del grupo de los 75 opositores arrestados en la "primavera negra" del 2003, que fueron liberados entre el 2004 y el 2011.
Asimismo, "el hecho de que se reconozca en sus conversaciones y contactos a una sociedad civil independiente" sería "un espaldarazo a los opositores", señaló.
Pocas expectativas. "No hay mucho que esperar de este viaje, que no sea alguna nueva concesión que se le haga al régimen", declaró. "El cambio al que todos aspiramos tiene que venir, pero no va a venir porque lo vaya a hacer Estados Unidos", subrayó.
"Pero si el presidente del país más poderoso del mundo ha tomado la decisión de visitar Cuba, no hay que quejarse, sino lo importante es aprovechar el pequeño espacio que se pueda tener", dijo, como por ejemplo, mostrar la "realidad de la miseria" a los periodistas que cubran el viaje.
Los opositores cubanos han mostrado diferencias sobre hasta dónde debe llegar Obama en Cuba en materia de derechos humanos.
Manuel Cuesta abogó por que el mandatario tenga un mensaje "de distensión", mientras que otros opositores, como la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, esperan que Obama exija cambios.
El Gobierno comunista no hará concesiones políticas a Obama, advirtió desde ya el diario oficial Granma.
Por otro lado, Roque, una de las disidentes que se reunió con el secretario de Estado, John Kerry, en La Habana en agosto pasado descartó que el próximo presidente de Estados Unidos revierta el proceso de deshielo que comenzaron La Habana y Washington en diciembre del 2014.
"No creo que eso se vaya a eliminar de golpe y porrazo, que llegue un presidente y diga: 'esto se acabó'", agregó.