Buenos Aires. AFP. Argentina estaba agitada por denuncias de un complot proveniente de agentes internos y externos para debilitar al Gobierno, en medio de las dificultades de su economía y de la pelea legal por el pago de su deuda.
La presidenta Cristina Fernández aseguró ayer que “sectores concentrados quieren voltear al gobierno con ayuda extranjera”, en un áspero discurso por cadena nacional en el que incluyó sectores financieros, industriales, agropecuarios y políticos, a los que ubicó en una conspiración.
El jefe de gabinete, Jorge Capitanich, también acusó a esos sectores de promover lo que llamó “golpismo activo” contra el Gobierno, mediante acciones “para atacar y agraviar con el objeto de afectar la credibilidad de las entidades”.
“Eso qué significa: golpismo activo; esto es lo que pasa en la República Argentina”, aseveró Capitanich, quien señaló “intereses extranjeros que presionan y extorsionan” en contra del Gobierno.
Situación. Las acusaciones se inscriben en medio de la batalla legal con fondos especulativos en tribunales de Estados Unidos y luego de que el juez de Nueva York Thomas Griesa declaró al país “en desacato” por promover acciones para eludir el cumplimiento de una sentencia por $1.330 millones.
Argentina habilitó el martes una ventanilla de pago local para acreedores de bonos reestructurados y evitar que los fondos resulten bloqueados en la cuenta de un banco intermediario en Nueva York como sucedió con un pago anterior, en un desafío al magistrado.
“Es una ingenuidad pensar que esto es obra únicamente de un juez senil”, dijo Fernández sobre la decisión de Griesa, de 83 años, de declarar al país en desobediencia.
Buenos Aires endilgó al Gobierno de Estados Unidos por lo que considera una decisión “disparatada” de un miembro del Poder Judicial de ese país, a quien gusta tildar de “juez municipal”.
“No me sorprendió la declaración (de desacato) ni que en 20 o 30 días más nos pongan sanciones económicas. Tal vez decidan ponerme presa si vuelvo a Nueva York, pero yo voy a ir igual cuando tenga que ir”, declaró la gobernante.
La mandataria incluso dijo ser víctima de amenazas contra su vida en medio de acusaciones.
“Quieren voltear al Gobierno con ayuda extranjera. Y si me pasa algo, después de las amenazas recibidas, no miren hacia Oriente, miren hacia el Norte (Estados Unidos)”, manifestó.
Tensión. La escalada verbal contra Estados Unidos se produce tras intercambios a nivel diplomático.
Argentina había advertido al secretario de Estado, John Kerry, de que Estados Unidos sería considerado legalmente responsable si el país fuera, como finalmente sucedió, declarado en desacato .
También había expresado “su profundo malestar” al representante de negocios a cargo de la Embajada de Estados Unidos, Kevin Sullivan, a quien amenazó con sanciones por sus declaraciones sobre el default en el país suramericano.
Semanas atrás había acusado a la compañía American Airlines de generar incertidumbre después de la decisión de acotar el plazo de venta anticipada de boletos ante las tensiones cambiarias cuando la brecha ente el dólar oficial y el marginal ronda el 80%.
El martes, la Embajada de Estados Unidos divulgó una advertencia a sus ciudadanos por los hechos delictivos que se producen en el país suramericano en una nota que molestó al Gobierno argentino.
El abanico de conspiradores que cita el Gobierno “es tan amplio que empequeñece cualquier reflexión al respecto”, dijo el sociólogo Ricardo Rouvier al sugerir cierta desmesura de la Administración.
En su opinión “es cierto que hay factores internos que presionan, que hay especulación con retención de granos y soya para exportación de sectores que, como otros, está buscando una devaluación, pero una cosa es la devaluación y otra un complot o un eventual ataque hacia su persona”, enfatizó.