Buenos Aires. AP. Por primera vez un tribunal argentino juzga a médicos por la sustracción de bebés nacidos en una maternidad clandestina durante la última dictadura militar, en una causa la que también está imputado el exdictador Reynaldo Bignone.
Los cinco acusados por haber participado en el robo de nueve hijos de desaparecidos en la maternidad de la guarnición de Campo de Mayo son, además de Bignone, los médicos castrenses retirados Raúl Eugenio Martín y Norberto Bianco, la obstetra Luisa Arroche y el extitular del Comando de Institutos Militares Santiago Riveros.
Los tres primeros están acusados de haber participado en partos clandestinos donde dieron a luz disidentes políticas o guerrilleras retenidas ilegalmente y que permanecen desaparecidas.
En tanto, Bignone, el último de los cuatro presidentes de facto de la dictadura (1976-1983), y Riveros cumplen condenas a prisión perpetua que recibieron en los últimos años por distintos delitos de lesa humanidad.
Este juicio se considera una continuidad del que tuvo lugar en el 2012 en el que se dio por probado un plan sistemático de robo de bebés y por el cual fueron condenados militares de primera línea como Riveros y Bignone a 15 y 20 años de cárcel, respectivamente.
El proceso judicial lo presencian dos nietos que recuperaron su identidad biológica después de pasar la mayor parte de su vida con las familias que los apropiaron tras nacer en la maternidad clandestina de Campo de Mayo.
Alan Iud, abogado de Abuelas de Plaza de Mayo, organización que es querellante en la causa, dijo ayer: “En general, (hasta ahora) hemos juzgado solo a los apropiadores de los chicos... desde hace unos años hemos empezado también a hacer juicios en contra de los organizadores del plan sistemático de apropiación, pero el eslabón intermedio, sin el cual no se hubieran llevado a cabo las sustracciones (son) los médicos”.
Según el letrado, los médicos que dirigían el Hospital Militar de Campo de Mayo y especialmente quienes tenían a su cargo el área obstétrica de esa institución habían quedado fuera de la mira de la Justicia.
Francisco Madariaga Quintela, uno de los adultos de más de 30 años que recuperaron su identidad, dijo a su vez que se juzga a quienes realizaban “las cesáreas a nuestras madres, luego de eso ellas desaparecían”. Agregó: “Estamos esperando una sentencia porque la prueba viva de lo que se está juzgando somos nosotros, soy yo”.
Las Abuelas de Plaza de Mayo han localizado a 115 nietos, aunque la organización calcula que unos 500 fueron robados.