Montevideo
Con 41 años y un discurso "por la positiva" que clama por renovar la envejecida dirigencia uruguaya, Luis Lacalle Pou protagonizó el ascenso político más vertiginoso de las últimas décadas, hasta pelear palmo a palmo con la izquierda gobernante por el sillón presidencial en Uruguay.
En menos de un año, Lacalle logró escalar hasta quedarse con la interna de su fracción, el centroderechista Partido Nacional, y en los últimos meses consolidó su posición hasta poner por primera vez en una década en peligro la hegemonía del Frente Amplio (FA, izquierda) y de su candidato, el exmandatario Tabaré Vázquez.
Abogado y 33 años más joven que Vázquez, el candidato dejó atrás el estigma de ser "el hijo" del expresidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995), y con el auspicio de su madre y exsenadora (2000-2005), Julia Pou, llegó a la Cámara de Diputados con apenas 26 años.
"Mi madre es mi debilidad", comentó el candidato en una entrevista con La Diaria, mientras que sobre su célebre padre —que se mantuvo al margen de la candidatura presidencial de su hijo— señaló: "Obviamente tengo muchas coincidencias y también tengo cosas diferentes. Somos hijos de distintas épocas".
Y es que Lacalle Pou es parte de una de las familias más tradicionales de la política uruguaya: hijo de un expresidente y bisnieto del principal caudillo del PN, Luis Alberto de Herrera (1873-1959), el candidato apostó a desmarcarse desde sus inicios de sus orígenes denominando a su sector político "aire fresco".
"Lo que está bien lo vamos a mantener y lo que está mal lo vamos a cambiar", es la consigna de quien asegura que hay una "emergencia educativa y en seguridad humana", y que propone eliminar los asentamientos y bajar el gasto público.
Con un estilo de vida opuesto al del popular José Mujica, celebrado en el mundo por su austeridad, Lacalle defiende su decisión de vivir en un barrio privado en la periferia de Montevideo junto a su esposa y sus tres hijos.
Indiferente a las críticas, Luis Alberto transita la campaña con una amplia sonrisa, con un discurso que evita las confrontaciones y se aleja de las discusiones ideológicas, y haciendo alarde de la destreza física que forjó gracias a su amor por el deporte, en particular por el surf.
Jugó al fútbol, al rugby y compitió en natación, una cultura deportiva que quedó en evidencia cuando en una gira por el interior se colgó a un poste quedando horizontal al piso.
Con tres legislaturas consecutivas en el Parlamento, Lacalle Pou presentó en 2010 un proyecto de ley que buscaba despenalizar el autocultivo de marihuana, documento que naufragó por falta de apoyo.
El político rechaza sin embargo la ley promovida por Mujica y aprobada en diciembre de 2013 que reguló el mercado de marihuana, permitiendo con límites el autocultivo y los clubes de membresía, y prevé en breve la venta en farmacias de la sustancia.
"Mantener la marihuana atada al dinero, que el Gobierno venda marihuana, nos parece muy inconveniente", consideró el candidato, que admite que no puede ser indiferente porque las drogas estuvieron presentes en parte de su juventud.
Así lo confesó en entrevista con revista Galería en 2013, cuando reconoció que consumió drogas, entre ellas marihuana y cocaína, "de vez en cuando" desde los 17 hasta los 23 años.
Lacalle afirma que si bien tuvo un "brevísimo pasaje por un psicólogo" cuando era niño, encontró su punto de equilibro al lado de su esposa, que es terapeuta de flores de Bach, en el reiki.
Lejos de grandes polémicas del pasado, cuando en medio de una jornada parlamentaria estuvo a punto de llegar a los golpes con un legislador del FA que lo tildó de "oligarca puto", Lacalle está a tiro de emular a su padre y dirigir por cinco años el destino de los 3,3 millones de uruguayos.