Rio de Janeiro
Vistiendo la camisa naranja de los obreros de Petrobras, el expresidente Luiz Inácio Lula dio el lunes junto a miles de sindicalistas un abrazo simbólico a la petrolera, movilizando una de sus mayores bases para defender la estatal y la reelección de la presidenta Dilma Rousseff.
Agitando banderas rojas y gritando consignas contra la presidenciable ecologista Marina Silva, en empate técnico con Rousseff para las elecciones de octubre, unos 6.000 sindicalistas y estudiantes participaron en el acto, según organizadores y la policía.
"Quien está contra la riqueza del presal está contra la riqueza de Brasil", dijo el expresidente y exlíder sindical Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), padrino político de Rousseff, en el acto frente al edificio de Petrobras, la mayor empresa de Brasil y una de las mayores del mundo.
"El petróleo es el futuro de este país", afirmó.
Las inversiones de la gigante Petrobras, que cuenta con 80.000 funcionarios, representan un 13% del PIB de Brasil, según los sindicatos petroleros.
Marina Silva, candidata del Partido Socialista que defiende el desarrollo de energías renovables, ha indicado que si gana las elecciones no dará prioridad a la explotación del presal, los inmensos yacimientos de petróleo descubiertos en 2006 -durante el gobierno de Lula- a una distancia de hasta 7.000 metros bajo el suelo marino, bajo una gruesa capa de sal.
"Cuando se descubrió el presal, me decían que Petrobras no tenía la tecnología necesaria para sacar ese petróleo a más de 7 kilómetros de profundidad", recordó Lula. "En ocho años sacamos del presal más petróleo que en los primeros 31 años de vida de Petrobras", desarrollando la industria naval y petroquímica, destacó.
Los sindicalistas, que cerraron el acto cantando el himno brasileño, defendieron la política de contenido nacional de Petrobras, una ley aprobada por Lula que fija en 60% el componente mínimo local de toda operación ligada al presal, y que es criticada por el mercado y empresas extranjeras.
Petrobras es también por ley operadora única del presal y tiene como mínimo un 30% de participación en la explotación de sus bloques, pudiendo asociarse con empresas extranjeras para el resto.
Los trabajadores recordaron que el presal es también esencial porque una ley aprobada por Rousseff en 2013 tras masivas manifestaciones callejeras destina las regalías del petróleo y de un fondo social del presal a la educación y a la salud.