México. AP y EFE. La quema de material electoral y las protestas marcaron, el domingo, las elecciones intermedias en diversos puntos del suroeste de México, aunque en el resto de país las votaciones transcurrieron con relativa normalidad pese a algunos llamados al boicot, el temor a otros actos violentos y un descontento hacia la política.
Las urnas comenzaron a cerrar en la mayoría del país a las 6 p. m. (5 p. m.. hora de Costa Rica). Se esperaba que en la noche se conocieran las primeras tendencias y los resultados preliminares de las votaciones para renovar los 500 asientos de la Cámara de Diputados, nueve gobiernos estatales y alcaldes y legisladores locales.
El Gobierno federal hizo un gran despliegue del Ejército, la Marina y la Policía Federal, sobre todo en los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, y realizó patrullajes tanto aéreos como terrestres en las zonas más conflictivas, pero el presidente Enrique Peña Nieto aseguró que los incidentes fueron “aislados”.
Por su lado, el titular del Instituto Nacional Electoral (INE) , Lorenzo Córdova, consideró “positivo” el balance de la jornada electoral, “considerando los desafíos” de un proceso en el que, por primera vez en el país, hubo una llamada al boicot.
Destacó que se trató de una elección “profusamente vigilada” por más de un millón de ciudadanos y representantes de partidos políticos.
Además, contó con la participación de 12.519 observadores de lo que llamó el “nuevo modelo de la democracia mexicana”.
Estados calientes. Durante el desarrollo de los comicios, en Chiapas, Oaxaca y Guerrero hubo quema de boletas, urnas de votación y diferente material electoral, y se registraron protestas de quienes llamaban al boicot. También se produjeron enfrentamientos esporádicos que concluyeron con la detención de 88 personas en Oaxaca y 11 en Chiapas, informaron las fiscalías.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, indicó que el incidente más “complicado” ocurrió en el municipio de Tixtla, en el estado sureño de Guerrero, donde estudiantes, maestros y padres de los 43 alumnos de magisterio desaparecidos en setiembre, se acercaron a las mesas de votación e intentaron convencer a los funcionarios para que les entregaran las boletas, que después quemaron como forma de protesta.
“Nosotros queremos que primero aparezcan los jóvenes y después que haya elecciones”, expresó Martina de la Cruz, madre de uno de los desaparecidos.
Poco después se registró un enfrentamiento con palos y piedras entre los manifestantes que llamaban al boicot, muchos con la cara cubierta con pasamontañas, y alrededor de un millar de personas que dijeron que se oponían al boicot y deseaban defender su derecho al voto.
“Tixtla ya está cansada de esta gente”, dijo una enfermera que no quiso revelar su nombre.
En los actos de boicot más violentos participaron también miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sindicato opuesto a la reforma educativa del Gobierno y presente sobre todo en los estados del suroeste.
En Oaxaca, miembros de este grupo, todos con la cara cubierta o con máscaras de Anonimus, vaciaron un camión con papelería electoral, boletas, urnas y mesas de votaciones en pleno zócalo y lo prendieron fuego a todo al grito de “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, en alusión a los 43 estudiantes desaparecidos en Guerrero.
“Es una violación a nuestros derechos porque un grupo no puede decidir por todos, se creen los dueños de todos los espacios”, se quejaba Luz María Velázquez, de 54 años.
Mientras, en las afueras de esta ciudad colonial, esperaban unos 50 vehículos militares pesados listos para intervenir ante cualquier incidencia y un helicóptero de la Marina sobrevolaba la zona.
Hechos similares se repitieron en varios puntos de Oaxaca y Chiapas mientras en el resto del país predominaba la calma.
En el estado de Nuevo León –norte del país–, los ciudadanos divulgaron fotos por redes sociales de diversos colegios electorales que amanecieron sellados con cadenas y candados, lo que retrasó su apertura, y los seguidores del Partido de la Revolución Democrática, PRD, y Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) denunciaron que hombres armados intimidaban a la gente para que no votara en tres municipios cercanos a la frontera con Texas.