México. AFP Presuntos sicarios del narcotráfico detenidos en México declararon que los 43 estudiantes desaparecidos están muertos y sus cadáveres fueron incinerados, informó ayer la Fiscalía General en relación con un caso que ha conmocionado al país y al mundo.
2014
26 setiembre 57 estudiantes desaparecen tras ser víctimas de ataques a tiros de la policía local y sicarios en los que mueren seis personas.
30 setiembre Son encontrados ilesos 12 de los estudiantes desaparecidos, que estudian para ser maestros rurales en una emblemática escuela.
4 octubre Encuentran los restos de 28 personas en fosas clandestinas en Iguala. Los primeros peritajes descartaron que entre ellos hubiera estudiantes desaparecidos.
6 octubre El presidente Enrique Peña Nieto, que ordenó a la fiscalía general asumir este caso, prometió que no habrá impunidad para el crimen.
4 noviembre Policías federales capturan al exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa, ambos acusados de estar al servicio del cartel Guerreros Unidos.
Los estudiantes pertenecían a una escuela de Ayotzinapa (Guerrero, sur) y estuvieron desaparecidos desde la noche del 26 de setiembre , cuando fueron atacados por policías de la cercana ciudad de Iguala y entregados después al grupo narcotraficante Guerreros Unidos .
De acuerdo con los nuevos testimonios de detenidos, más de 40 jóvenes fueron trasladados esa noche en vehículos a un basurero de la vecina localidad de Cocula, adonde algunos ya llegaron muertos por asfixia.
“Los otros fueron interrogados por el grupo criminal para determinar quiénes eran y los motivos de su llegada a Iguala”, señaló ayer el fiscal general, Jesús Murillo Karam, en una conferencia de prensa.
Los estudiantes se habían desplazado a Iguala para recaudar fondos en beneficio de su escuela. Para regresar a sus casas se habían apoderado de dos autobuses en Iguala, una ciudad donde sus autoridades son acusadas de servir a los Guerreros Unidos en sus pugnas territoriales con otros carteles.
Los detenidos afirmaron que “privaron de la vida a los sobrevivientes y después los arrojaron a la parte baja del basurero y quemaron los cuerpos” durante horas con gasolina, llantas, leña y otros elementos, dijo Murillo Karam, quien apoyó su conferencia de prensa con grabaciones de las confesiones y de la reconstrucción del crimen.
En ese basurero, los peritos encontraron cenizas y algunos restos óseos humanos.
Según los detenidos, los otros restos calcinados fueron fracturados y colocados en bolsas de basura que posteriormente se vaciaron en un río cercano.
Murillo Karam dijo que una de las bolsas fue encontrada completa y cerrada y que en su interior había restos humanos que podrían no llegar a ser identificados nunca.
“El alto nivel de degradación por el fuego hace muy difícil la extracción de ADN que permita la identificación. Sin embargo, no ahorraremos esfuerzos hasta agotar todas las posibilidades científicas”, manifestó el titular de la Fiscalía, quien, para esta labor, solicitó ayuda a expertos de una universidad de Austria.
Murillo Karam recalcó que no hay evidencias de que los estudiantes formaran parte de algún grupo criminal.
Esta es la primera vez que la Fiscalía ofrece un relato del crimen que llega hasta la supuesta muerte de los estudiantes. Sin embargo, Murillo Karam aseguró que la investigación sigue abierta y que hasta que no tengan pruebas científicas de la muerte de los jóvenes, los seguirán considerando como desaparecidos.
Justicia. Tras la conferencia del fiscal, el presidente Enrique Peña Nieto, quien con este caso afronta la crisis más grave de su gobierno, prometió a los afligidos padres que se hará justicia.
Los familiares, que se reunieron con Murillo Karam ayer en Guerrero, han convocado a una rueda de prensa para la tarde.
Antes de la conferencia, Meliton Ortega, tío de un desaparecido, dijo a la agencia France Presse que les han dejado claro a las autoridades que no pueden solamente basarse en testimonios de los detenidos. “Para nosotros sería una gran irresponsabilidad”, subrayó.
Los familiares se resisten a creer que sus hijos estén muertos y han defendido que siguen secuestrados por policías corruptos que han huido.
Durante todo este tiempo, el Gobierno federal ha mantenido un despliegue de miles de policías y militares, en busca de los jóvenes por tierra, agua y aire.
En ese cerco fue encontrada una decena de fosas clandestinas en los alrededores de Iguala con 38 cadáveres de los cuales aún no se conocen sus identidades.
El fiscal elevó este viernes la cifra de detenidos de 59 a 74. El más buscado era el entonces alcalde de Iguala , José Luis Abarca, quien fue capturado el martes junto a su esposa.
Las desapariciones motivaron multitudinarias manifestaciones en el país y reclamos desde el exterior.