El exdictador Fidel Castro, quien condujo a un grupo rebelde a la victoria, impuso un modelo socialista de corte soviético, desafió a Estados Unidos y fue referente de la izquierda mundial durante más de medio siglo, falleció la noche del 25 de noviembre a los 90 años.
A partir del anuncio televisivo hecho por su hermano, el presidente cubano Raúl Castro, Cuba pareció detener su marcha, un letargo que se prolongó hasta el pasado domingo 4, cuando se cumplieron los nueve días de duelo nacional impuestos por el gobierno y que coincidieron con el sepelio de Fidel. Y es que, a pesar de su edad y visible deterioro, el deceso de Fidel Castro sorprendió al mundo tanto como a los propios cubanos, pues no hubo ningún rumor previo sobre el empeoramiento de su endeble estado de salud.
Mientras una Cuba en duelo le rendía tributo –al menos públicamente–, en el mundo se viralizaron, hasta la fecha, las noticias, los análisis, las opiniones a favor en contra y las ponencias sobre lo que ocurrirá a partir de ahora en ese país insular.
Eso sí, en Miami, donde se concentra la mayor cantidad de cubanos en el exilio que hay alrededor del mundo, los férreos opositores destapaban botellas de champán en medio de griteríos de “¡Cuba libre!” y “¡Libertad, libertad!”.
Las cenizas de Fidel Castro fueron depositadas el domingo en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, en una ceremonia privada a la que solo asistieron familiares y algunos líderes políticos extranjeros especialmente cercanos al ex dictador cubano.
Aunque al cierre de esta edición las autoridades locales no habían revelado muchos detalles del funeral, varias agencias de noticias reportaron que las cenizas de Castro permanecerán cerca de donde reposan, en ese mismo camposanto, algunos de los principales nombres de la historia de Cuba, entre ellos el prócer de la patria José Martí.
El presidente Raúl Castro fue quien depositó la urna de cedro con las cenizas del héroe de la Sierra Maestra en una roca que, según algunas informaciones, fue traída de ese mismo enclave montañoso desde el que el ejército de barbudos protagonizó su lucha guerrillera. La piedra grisácea, de más de cuatro metros de altura, es similar a la instalada en el Mausoleo del II Frente Oriental, en la montaña de Mícara, donde reposan los restos de Vilma Espín, esposa de Raúl Castro fallecida en el 2007.
De acuerdo con la prensa internacional, este lunes, finalizado el duelo oficial, Cuba volvía poco a poco a su ruidosa y bulliciosa normalidad. “Hoy es como si alguien hubiera encendido el ruido en todas partes. Es como que la ciudad ha recuperado el pulso. La gente sonríe más”, declaró a la agencia AP Janine Jenner, una turista alemana, mientras bebía un vaso de sangría en La Habana Vieja.