Caracas. AFP La oposición venezolana cedió a la exigencia del oficialismo chavista de separar del cargo a tres de sus 112 diputados , resignando temporalmente su supermayoría en el Parlamento, una primera señal de distensión en la crisis institucional que vive el país.
En sesión ordinaria, la mayoría opositora aceptó el pedido de los tres legisladores de ser desvinculados, acorralada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) –dominado por jueces ligados al chavismo–, que declaró este lunes nulos los actos del Parlamento mientras siguieran dentro esos tres diputados.
“En el trance de quebrarse o doblarse, más valía esto que hicieron los diputados para preservar la institución (...) A veces son necesarias treguas, porque hay que sacrificar partes para salvar el todo”, dijo el presidente legislativo, Henry Ramos Allup , moderando el tono desafiante que mantuvo desde que se instaló la nueva Asamblea Nacional.
Ramos consideró que, ante la posibilidad de que la Cámara quedara “trabada”, la oposición debió [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20160113_0019]]dar marcha atrás[[END:INLINEREF]] y “acatar” un fallo del TSJ que en diciembre suspendió provisionalmente la elección del estado Amazonas –donde ganaron esos tres opositores y un chavista– impugnados por el oficialismo por presunto fraude.
“Tuvo que recular la directiva, asume la competencia del TSJ. Nos da satisfacción y tranquilidad, en un nuevo round se impuso la minoría, que se va se va a imponer cada vez que tenga la razón, con la ley en la mano”, declaró el diputado Diosdado Cabello, número dos del chavismo.
La decisión ocurre dos días antes de que venza el plazo para que Maduro presente su informe anual de labores ante el parlamento. Ya el Gobierno había iniciado consultas en el TSJ para saber si podía hacerlo ante el Poder Judicial, si el Legislativo seguía “en desacato”.
“Vamos a garantizar que se le escuche con respeto (...) No nos interesa ninguna guerra ni ninguna confrontación”, dijo Ramos Allup, un veterano político considerado de los más radicales antichavistas de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) .
Enfrentamientos. Maduro prevé presentar un decreto de emergencia para encarar la crisis económica, reflejada en una inflación superior al 200% –según cálculos privados– y una escasez de productos básicos que provoca filas en los supermercados.
“Luego de ese decreto de emergencia, ¿qué va a pasar? Nada, porque es un modelo fracasado”, previó Ramos Allup. El Gobierno dice que la oposición busca imponer un modelo neoliberal.
Para el analista Luis Vicente León, la MUD adoptó una estrategia “pragmática para no paralizarse”: “El Gobierno tiene la ventaja de su control sobre el TSJ y disposición a usarlo sin barreras. El poder de la Asamblea se construirá desde el desempeño”.
Apenas se instaló la Asamblea, Ramos Allup llegó pisando fuerte. Anunció que la MUD buscará una vía para cambiar al Gobierno y aprobará una amnistía para presos políticos.
Sin tres diputados, la MUD perdería temporalmente la mayoría calificada de dos tercios (112 de 167 curules) que ganó en los comicios del 6 de diciembre y le daba amplio poder.
Pero otra controversia se avecina: La MUD asegura que mantiene la mayoría de dos tercios porque debe calcularse sobre 163 escaños; mientras que el chavismo sostiene que se lo debe hacer sobre la totalidad de 167.
Nuevamente quien dirima esta y futuras disputas entre Legislativo y Ejecutivo será el poderoso TSJ, 34 de cuyos magistrados —3 titulares y 21 suplentes— nombró la entonces mayoría chavista días antes de entregar el Parlamento.
Más allá de la estrategia oficialista, la MUD tiene también el reto de vencer sus divisiones: el ala radical, encabezada por el encarcelado Leopoldo López, busca sacar a Maduro del poder y el ala moderada, liderada por el excandidato presidencial Henrique Capriles , prioriza la crisis económica.