Caracas
La oposición venezolana intensificó este martes la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro con una jornada de protesta que dejó varios heridos –uno de bala– y que el presidente denunció como un plan para llenar las calles de "sangre".
Un día después de que la OEA declarara que en Venezuela hay una "grave alteración" de la democracia, unos mil opositores exigieron devolver las facultades al Parlamento de mayoría opositora, elecciones y la libertad de sus dirigentes presos.
Pero la policía impidió que marcharan hacia la sede del Legislativo, en el centro de Caracas, para acompañar una sesión en la que la mayoría opositora iniciaría un proceso para destituir a magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Esto, después de que la corte se adjudicó brevemente la semana pasada los poderes de la Asamblea y retiró la inmunidad a los diputados, lo que generó fuerte rechazo internacional y fue denunciado por la oposición como un "golpe de Estado".
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La sesión fue aplazada para este miércoles.
El bloqueo policial desató forcejos en medio de los cuales los uniformados lanzaron gases lacrimógenos que alcanzaron al presidente de la Asamblea, Julio Borges, al excandidato presidencial Henrique Capriles y a diputados como el veterano Henry Ramos Allup.
Los políticos corrieron para resguardarse y terminaron fatigados y con los ojos irritados, constató la AFP. El asambleísta Richard Blanco acabó en "terapia intensiva" por efecto de los gases, informó su partido.
La tensión se encuentra en su punto más alto en meses.
La marcha se desvió hacia una autopista cercana donde un joven recibió un disparo en la pierna y otras ocho personas sufrieron contusiones, declaró a la AFP Ramón Muchacho, alcalde de un municipio de Caracas, indicando que están fuera de peligro.
"Colectivos de Nicolás Maduro nos disparan", afirmó en Twitter el diputado José Olivares aludiendo a grupos civiles que según la oposición están armados por el gobierno. "Tuvimos que tirarnos al piso", indicó a su vez Lilian Tintori, esposa del encarcelado Leopoldo López.
Más tarde, Borges reportó que la protesta dejó medio centenar de lesionados y una docena de detenidos.
"Esto es dictadura y dentro de poco no habrá comida, ¿esto es lo que quieren para sus hijos?", gritaba a policías María González, enfermera de 56 años.
Maduro dijo que la oposición fracasó en su intento por llenar el país de violencia.
"Hoy intentaron llenar las calles de Venezuela de violencia y sangre. Yo puedo decir ahora (...) que triunfó la paz en Caracas y en Venezuela", expresó el mandatario en el estado Apure (sur).
La oposición convocó a una nueva protesta para el próximo jueves. "Seguiremos en las calles para defender la democracia y el derecho al voto", dijo Borges en rueda de prensa.
También anunció que la mayoría opositora iniciará el miércoles el proceso para destituir a magistrados del TSJ, cuyo presidente, Maikel Moreno, descartó que prospere esa medida, afirmando que la Asamblea "carece de legalidad y legitimidad".
La Corte argumenta que la cámara se encuentra en desacatado desde enero del 2016 y todas sus decisiones son nulas, por no haber desvinculado a tres asambleístas acusados de fraude electoral.
En tanto, miles de partidarios chavistas se movilizaron hacia las cercanías del Legislativo para rechazar la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA), que anunció además gestiones diplomáticas para recobrar el "orden democrático", incluyendo una posible reunión de cancilleres.
"El tribunal de inquisición de la OEA está condenado a fracasar", afirmó el presidente Maduro, elegido hasta 2019 y cuya gestión rechazan siete de cada diez venezolanos.
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"Respaldamos a Maduro ante estos ataques que quieren un golpe de Estado", declaró por su parte Angelo Oliva, manifestante oficialista.
Las sentencias del TSJ abrieron una fisura en el oficialismo, luego de que la fiscal general, Luisa Ortega, chavista confesa, las denunciara como una "ruptura del orden constitucional".
Debido a ello, Maduro convocó a los poderes públicos a una reunión -a la que no acudió el jefe del Legislativo-, en la cual se acordó la supresión de las más recientes medidas contra el Parlamento.
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"El mundo entero coincide en que la única solución para Venezuela es que tiene que haber elecciones", insistió Borges, aunque Maduro descarta un adelanto de las presidenciales, pautadas para diciembre de 2018.
Los comicios regionales, que debían realizarse en el 2016, fueron pospuestos y aún no tienen fecha, por lo cual la oposición exige un cronograma.